—Niall, olvidaste darme de comer —murmuró la rubia dandole de comer a Pichi, así había llamado al perro, en un tazón lleno de leche—. Entretente con eso.

—Sí, ya sé, y a eso voy —murmuró caminando al refrigerador. Sacó un toper que estaba envuelto en aluminio y lo metió al microondas.

Mientras esperaba agarró un plato y un tenedor para servir allí la comida, una vez que estuvo listo lo dejó en la mesa y An Vené se sentó a comer tranquila. Pero cuando se escuchó el sonido inconfundible de las llaves abriendo una puerta, ambos se voltearon a ver y salieron corriendo de la cocina tan rápido como pudieron, incluso el cachorro fue tras ellos. Se detuvieron frente a las escaleras viendo a su madre entrando con algunas bolsas en las manos, ambos la miraron interrogante.

—Entonces, ¿qué pasó, mamá? —preguntó Niall ansioso.

—Oh bueno —sonrió y dirigió su mirada hacia la puerta.

De nuevo, los dos hijos miraron hacia la puerta, cuando vieron a su padre entrando con alguien en sus brazos, ambos soltaron un grito de sorpresa y alegría al verlo.

—¿Sí se pudo? —preguntó la niña irradiando alegría.

—¡Claro que sí! Aunque es mucho papeleo, pero todo está arreglado. El bebé ya está bien, y al final sí podremos adoptarlo. Encontraron al responsable por la declaración de un testigo —sonrió con tristeza—. Descubrieron que la madre murió en el parto, y el padre no quiso hacerse responsable, en fin... —soltó un suspiro cansado.

—Eso es terrible —susurró Niall.

—Lo sé, cariño, pero eso ya no importa, no nos enfocaremos en las cosas malas. Ahora vayan al auto por las cosas, ya compramos todo lo que el bebé necesita.

—Gracias mami —dijo An Vené caminando hacia su madre y aventándose a sus brazos—. Siempre quise un hermanito menor —sonrió, casi llorando.

—¡Oh, preciosa! —la abrazó también, conmocionada—. Y tú vas a ser una excelente hermana.

El rubio sonrió de lado, permitiéndole el paso a su padre para entrar, no sin antes darle una mirada al pequeño, y luego salió, detrás de él su pequeña hermana corriendo muy feliz. Ambos agarraron las bolsas de plástico que estaban en la cajuela del vehículo, An Vené entró corriendo con dos bolsas y luego salió para agarrar otras más y volver a entrar corriendo. Al cerrar la cajuela Niall vio a un castaño conocido caminando por la acera en su dirección. Lo miró hasta que se detuvo frente a él.

—Louis, ¿qué haces aquí? —cuestionó extrañado.

El muchacho ladeó la cabeza, miró las bolsas que Niall tenía en una mano y agarró algunas, después acompañó al rubio a su casa.

—No has ido al instituto, la gente pregunta por ti, nadie te ha visto, y hay por lo menos un millón de rumores acerca de porqué. Además no respondiste a ningún mensaje que te envié yo y todos los demás, así que vine —dijo casi tranquilo—. ¿Qué es todo esto? —preguntó, un poco confundido.

El rubio se encogió de hombros, ambos caminaron hacia la casa de los Horan.

La cara de sorpresa de Tomlinson fue tanta, que todos rieron al verlo, el muchacho se apenó un poco pero la expresión de sorpresa seguía en su rostro al ver al padre de Niall cargando un bebé y dándole de comer con un biberón. El chico volteó a ver al rubio y éste sonrió antes de ir a dejar las bolsas a la cocina.

—Woah ¿y ese bebé de donde salió? —cuestionó sin mirar a alguien en especial, luego miró a Maura Horan—. ¿Usted no estaba embarazada o sí?

¡Y todo por una apuesta! |Niam| (Reescrita)Where stories live. Discover now