9. La universidad de Stanford

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-Pues, esta hecho-dijo Felix sonriente-Mañana los cinco estarán juntos de hoy en adelante, espero cuiden de Dan, la comidilla de la mesa a sido sobre ella y sus dichosos problemas, ¿no, Charlie?, creo que es una réplica exacta de ti, aunque más agradable.

De un segundo al otro, Felix tenía pasta en toda su cara, su lengua rodeó sus labios para limpiarse y esbozó una gran sonrisa.

-Me olvidaba de que Charlie recurría a la violencia-dijo el.

-Pues anótatelo en la cabeza, Valois-respondió ella con aire sofisticado, toda la mesa-excepto los menores-se terminaron riendo, como si recordáran viejos momentos.

-Biennn...-comenzó Ximena-creo que deberíamos volver a nuestros deberes de jugar video juegos...¿nos vamos?-me miró, asentí rapidamente haciendo señas a los demás que vinieran conmigo.

-¡Estuvo delicioso!-gritamos todos cuando nos vimos en las escaleras.

Una vez dentro del dormitorio, tomé una de mis armas favoritas: mi raqueta de tenis, por suerte era una pesada, golpear con esto...sería genial.

Dylan se encontraba tumbado boca abajo de mi cama como reflexionando algo, Alan estaba en la ventana conteniendose para no rompero todo lo que veía, Ximena estaba junto a mi sentada en mi silla para el piano, Emma solo se sentó en el seulo, los otros dos estaban en la cama como esperando un veredecito. ¡Oh, y claro que iban a tenerlo!

-Muy bien...necesito hablar con el badulaque a solas-dije entre dientes.

No pasó ni un segundo para que los otro se miraran entre si, sabían que si no se iban los metería a un armario, todos en un abrir y cerrar de ojos estaban ya fuera del cuarto, cerraron la puerta, pero antes de que fuera por completo, la cabeza de los gemelos aparecieron como ninjas.

-No trates algo que pueda llevarme a que me ponga de mal humor-dijo Alan, con su aspecto de asesino serial.

-Concuerdo totalmente, de igual forma ya tenemos tu ataúd listo-concluyó Dylan cerrando la puerta.

-Estoy siendo presa del pánico justo ahora-dijo el badulaque apenas entramos en un ambiente donde solo estabamos los dos. Lo miré fijamente, su mirada mantenía equella chispa de curiosidad y atrevimiento que tanto me impacientaba.

-Tú lo sabías-dije en baja voz.

-¿Qué?-inquirió el confundido.

-Tú lo sabías-repetí pero esta vez había puesto algo de volumen de más en la respuesta-Sabías que vendrías aquí, ¿acaso me engañaste o algo por el estilo?

-No sé de que hablas-respondió frío, su sonrisa se había borrado y todo intento de felicidad estaba completamente descartado.

-¡Esto no es coincidencia!-grité, caminé exasperada por el cuarto revolviendo mi cabello con desesperación y estrés-¡Respóndeme maldita sea!-me acerqué desafiante a el, bajé el tono de mi voz, haciendo que cada palabra sonora amenazadora-Dime: ¿Tú sabías que vendrías aquí, a mi casa, o aunque sea que estarías conmigo en la universidad?, quiero la verdad.

Sus ojos estaban apagados, la línea tensa de sus labios me decía que llegaba a un punto clave, noté sus músculos tensarse por debajo de su camisa.

-No.

Me aparté lentamente de el, lo miré insegura, pero por alguna razón mi cerebro optó por creer.

-Bien. Te creo.

Su sonrisa volvió. Se mostró más calmado, pero sabía que algo andaba mal.

-Eso era lo que esperaba oir hace tiempo ya.

Lords & Ladies in Conflict  [MAMP#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora