Pesadillas y balas perdidas

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—¿Qué hace eso encendido en ple-? Oh —la impresión al primero saber de dónde provenía tal canción, se ve reemplazada por la de ternura al conocer el motivo.

Pocas palabras bastaron para perturbar la tranquilidad de la menor, quien rascó sus ojos y fijó su vista en el dueño de la otra voz.

—Lo siento, hermosa ¿Te desperté? —la contraria negó lentamente, la verdad es que sí la había despertado del primer sueño que iba a tener en paz, mas no se sentía en capacidad de protestar. —Adivinaré ¿Esa pesadilla de nuevo?

—¿Cómo... Sabes? —con sorpresa su vocecilla pregunta.

—Hablas dormida... —se acercó a ella y se agachó para quedar a su altura. —¿Por qué no nos lo dijiste antes?

—No quería preocuparlos —juega con sus deditos y suelta un corto suspiro. —Tenía miedo que ustedes soñaran con lo mismo por meterles mis pesadillas en la cabeza

El castaño abrazó con la fuerza medida a la criatura, repartiendo mecánicos mimitos en la fina y corta cabellera negra de ella. Le daba ternura que ella se preocupara, pero ahora él iba a preocuparse por ella.

—¿Qué te parece si, cada vez que tengas esa pesadilla, duermes con Bruce o conmigo? Tal vez la compañía pueda ayudarte mejor

—¿En serio? —una sonrisa se asomó en los regordetes cachetes de la pequeña quien se trepó en el cuerpo del hombre y se quedó pegada en él como panda. —¡Gracias, Hal!

El castaño cargó con un brazo el pequeño cuerpo y con otro apagó el tocadiscos con sumo cuidado, tomando rumbo a su cuarto. Mas cuando estaba a nada de ingresar a su cuarto, una tercera persona hizo acto de presencia.

—¿Qué hace despierta a esta hora? —preguntó la voz con gravedad.

—Ese mismo sueño que no la deja dormir —viendo el normal silencio de su contrario, deduce lo que quiere decir. —Le dije que durmiera contigo o conmigo

—¿Y con quién dormirá?

—Conmigo, duh —obvió, abrazando a la menor, quien quería hablar, pero no formulaba las palabras correctas en su mente. —Contigo, es probable que se vuelva oscura y calculadora como tú

—Y contigo a que sea muy colorida y sin cerebro —acortó la distancia entre ambos a uno que otro metro, buscando tener el control sobre Hal y poder estar con la pequeña. —Deja al menos que ella decida

El azul y el café se posaron en ella, esperando una respuesta. Dejándola entre la espada y la pared, suelta sin pensarlo mucho: —¿A-ambos?

La contestación los dejó en blanco. ¿Cómo iba a dormir con los dos si estaban en cuartos diferentes? Pensaron en miles maneras, desde lo más lógico cómo pedirle que escogiera a uno de los dos de manera insistente, incluso lo menos efectivo y agotador como hacer con el anillo de Hal una réplica de alguno de los dos hasta que ella se durmiera. Nada parecía coincidir, hasta que la única opción no parecía ser muy cómoda se cruzó por la cabeza de ellos.

—Oh, no. No, no, no lo haré —negó frenéticamente Hal. —No hay manera que vaya a hacerlo

(...)

—¿Por qué a mí? —su cuerpo tensado en tan cómoda cama lo mantenía sin poder dormir bien. Eso y el hecho de haber "aceptado" a dormir junto con el multimillonario por el buen sueño de la pequeña niña. Mira al techo esperando que este le hablase o inclusive lo librara con un profundo sueño, nada parece funcionar esta vez para él. —Esto me pasa por meterme con el maníaco vampiro

—¿Sabes que te puedo escuchar, verdad? —habló Bruce, mirando al castaño con total seriedad, estaba cansado de oír las quejas de Jordan por cada suspiro que este hiciera. —Duérmete ya, harás que Helena se despierte

—Oh, vamos, yo ni quería estar aquí en primer lugar. Así que no me digas qué hacer, tengo todo el derecho a protestar —susurró lo suficientemente alto para que el contrario lo oyese. Pero también causó que la tercera, quien estaba en medio de ellos, se removiera inquieta, alertando a ambos hombres.

Hablando entre susurros, quejidos y movimientos ligeros como si tratase de sacarse algo de encima, la menor empieza a hacerse bolita de nuevo, buscando reconfortarse a sí misma.

No pasando desapercibido, el azabache mayor es quien toma la iniciativa a abrazarla para brindarle su calor, calmando notablemente a la niña.

—¿Ves lo que causan tus quejas? —mantuvo el abrazo y se acomodó mejor para no perturbar más a Helena. —Si quieres puedes irte, yo me quedaré con ella

—Olvídalo, cariño —se acercó lentamente hasta la menor y también la abrazó, entrelazando sus brazos de manera inconsciente con los ajenos, en consecuencia recibiendo y dando calor. —No creas que te lo dejaré tan fácil

—Esto no es una competencia, Hal —susurró suavemente. Sabía que el linterna la iba a cagar de nuevo.

—Oh, sí que lo es ¿Crees que puedes quedarte con ella y así ganar puntos? Podré ser un tonto, pero no un estúpido

—Eres ambas y más —con el fin de por fin callarle, deja escapar un brazo para taparle la boca a su compañero con la mano. Bastante agotado en el tono de su voz, termina: —Dejémoslo en empate. Por favor, cierra la boca y duerme

Hal, sin poder rechistar —puesto que tenía la mano callándolo— y confirmando estar igual cansado decide obedecer la petición dada, cerrando poco a poco los ojos hasta conciliar el sueño.

Mientras, Helena gozaba de un sueño tan inocente y puro, sin rastro de sangre ni dolores. Dejándose transmitir la cálida sensación de los cuerpos y las sábanas, se acurruca mejor en el medio sin pegarse a ningún cuerpo y procurando mantener los dulces sueños.

(...)

Los rayos del sol que se colaban en las enormes ventanas de la casa, irrumpieron el sueño de cierto piloto que no gustaba despegarse de la comodidad que producía la enorme cama. Mas al sentir que no abrazaba más un diminuto cuerpo, sino uno más corpulento, abrió los ojos de golpe encontrándose con el mayor de los Wayne, quien abrió los ojos convenientemente a la par que él.

Mantuvieron los ojos puestos uno sobre el otro por unos segundos que se rompieron por la separación de manera veloz a los extremos de la cama. La sorpresa no pudo esperar y ambos notaron que Helena ya no se encontraba entre ellos, he ahí el porqué habían despertado tan juntos. Volvieron a mirarse, esta vez con más calma... Y apunto de decir algo, fueron interrumpidos por un carraspeo de un tercero, haciendo que estos giraran su vista al dueño de tal ruido.

—No es por sacarlos de su burbuja rosa, pero ya está el desayuno —comentó con burla Jason. —Pero si gustan, pueden continuar en lo que sea que estén haciendo y bajar más tarde—tomándose la molestia de observar unos momentos más la incómoda situación y reacción de los dos mayores, deja escapar sonoras carcajadas hasta alejarse del lugar.

El silencio iba a reinar hasta que de la boca de Jordan salió un: "Lo voy a matar" para seguido ir tras el mercenario a paso apresurado.

—🍷

Helena ♡.¸『BatLantern』Where stories live. Discover now