Me recargo en el respaldo de nuevo, miro el mapa y los recuerdos regresan en cámara lenta. 

-¿si fueran Cibran en dónde se esconderían?- repito la misma pregunta sin despegar mis ojos del mapa. 

-en una alcantarilla- responde Naia- como la rata que es. 

Levanto de inmediato mi vista y miro a Ava al mismo tiempo que ella me mira a mí. Ambas nos ponemos de pie de inmediato, tomo una de las armas que hay sobre el escritorio y salgo de aquí sin más.

-¡Acacia!- escucho la voz de Ava detrás de mí- ¡no puedes ir sola!- ignoro lo que dice y solo salgo de la mansión. 

Miro a los hombres que estaban aquí. 

-¡vamos a salir!- grito mientras camino hasta mi jeep, los hombres de inmediato se suben a las camionetas correspondientes. 

Enciendo el jeep al mismo tiempo que Ava y Naia suben. Las miro. 

-quédense aquí- ordeno mirándolas. 

-no- responde Ava quien está en el asiento del copiloto, abrocha su cinturón mientras veo como trae un arma consigo- Neo me ha enseñado a usarla- explica como si pudiera leer mi mente.

Miro a Naia en los asientos traseros, también trae un arma consigo. Es una Thalassinos, claro que está entrenada.

-iremos contigo- Naia habla, suelto un suspiro lento y solo comienzo a conducir, no quería perder más tiempo. 

La seguridad va detrás de nosotras, Naia intentaba localizar a Agapios pero este no responde su celular al igual que Neo a quien Ava está llamando, ninguno responde el maldito celular.

Las tres nos quedamos en silencio una vez que detengo el jeep mirando las ruinas de lo que un día fue casa de muñecas. 

-¿qué hacemos aquí?- pregunta Naia mientras se asoma por el pequeño espacio que queda entre el asiento de Ava y el mío, su voz destila nervios y miedo, algo normal, estamos regresando al sitio en donde sufrimos. 

Bajo del jeep al mismo tiempo que mis hombres de seguridad, guardo el arma en mi mano en la parte trasera de mis vaqueros y comienzo a caminar con Naia y Ava siguiendo mis pasos al igual que los hombres que se encargan de mi seguridad. 

Pasamos por encima de los escombros que hay y solo sigo el camino hasta una de las partes traseras y más alejada, visualizo a la distancia la pequeña celda de piedra, es algo así como una cueva escondida entre los árboles, la reja que tiene está cerrada, disparo en esta y uno de los hombres se adentra de inmediato siendo seguido por dos más; estoy a punto de seguirlos pero Ava me toma del brazo haciéndome detener. 

-no sabes lo que hay adentro- habla- él puede estar ahí- su voz es un susurro, sus ojos están pintados de terror mientras siento como la mano que me sostiene tiembla un poco.

-¿qué es este sitio?- Naia pregunta de nuevo, la miro para después mirar a Ava. 

-tal como lo dijiste- Ava comienza con cautela- Cibran llamaba a este sitio "La Alcantarilla"- suelta, veo como traga saliva. 

-Cibran traía aquí a las mujeres que quedaban embarazadas en el burdel- comienzo yo mirando este sitio aún sin entrar- no sé lo que hacía con ellas pero cuando algunas de las chicas quedaba embarazada de algún cliente desaparecían por días, no todas regresaban y quienes lo hacían decían que habían estado en la alcantarilla. 

Naia mira con temor el sitio. 

Miro este de nuevo y solo me adentro, algunos de mis hombres ya se encontraban registrando el sitio. 

Mis ojos miran todo aquí, el calor invade el sitio por completo, solo hay unas pequeñas rendijas que permiten que un poco de aire se cuele pero este no logra que el calor deje de quemar y sofocar. 

Camino hasta quedar frente a una pequeña vitrina de cristal, no hacía falta deducir mucho, seguramente era en esta en la que tenía resguardada a la serpiente que mordió a Zeus. 

Miro a mi alrededor, hay basura de restos y empaques de comida, al igual que algunos papeles y fotografías, no toco nada pero miro todo. Las fotografías son mías, en alguna que otra sale Ava y Naia mientras que el resto son de otras mujeres que también estaban en el burdel, pero, mi vista va hasta las fotografías que hay del resto de la familia Thalassinos recordando la llamada que hizo Hermes y donde me amenazaba con hacerles daño. 

-Cibran obligaba a las mujeres a abortar- la voz de Ava hace que Naia y yo giremos a mirarla, la vista de mi mejor amiga está perdida en un punto en el infinito- las obligaba a tomar pastillas para después dejar que sus hombres las golpearan- veo como traga saliva- eran ellos mismos quienes practicaban los abortos y esa es la razón por la que algunas de ellas morían, por falta de higiene, porque hacían las cosas mal. 

Naia me mira, sus ojos azules coinciden con los míos y solo asiento con lentitud mientras entiende. 

-Nos dejaban aquí sin comida, sin agua, nos obligaban a estar desnudas, el calor era insoportable- mira lentamente hacia un punto en específico- si alguna de nosotras moría les daba igual, sacaban el cuerpo hasta que este comenzaba a descomponerse, el olor era fatal- sus labios tiemblan un poco- si alguna de nosotras moría solo desechaban nuestro cuerpo a la basura como si fuésemos un objeto sin valor y si tenías suerte a veces te enterraban. 

Yo nunca pisé este sitio, pero Ava sí lo hizo, recuerdo que hace un año ella vino aquí. 

Ava quedó embarazada, cuando Cibran lo supo la sacó de inmediato del burdel, ella desapareció por días, días en donde no podía dormir sin dejar de preocuparme por ella, cuando le preguntaba a Cibran por ella siempre decía lo mismo, que estaban arreglando su "maldito error" y que si tenía suerte podría volver a verla. 

Y fue así, después de días ella regresó al burdel, golpeada, ensangrentada, desnutrida, mi Ava no fue la misma después de eso. 

Mis ojos se cristalizan de solo recordar, parpadeo rápidamente, trago saliva y me acerco hasta ella quien ahora está sobre sus rodillas, miro sus ojos, las lágrimas están acumuladas en estos pero no libera ninguna lágrima.

-él va a pagar por todo lo que nos hizo- la miro mientras quedo a cuclillas frente a ella, miro a Naia también- él va a pagar, se los prometo, lo voy hacer pagar. 

Miro a mi mejor amiga quien no emite palabra alguna, Naia se acerca también. 

-hace un tiempo tú lo dijiste, Ava- tomo su mentón y la obligo a mirarme- le mostraremos porque nos llaman ninfas del infierno, se va arrepentir de todo. 

Beso su frente y finalmente deja salir las lágrimas mientras Naia la abraza. 

Me pongo de pie obligándome a no llorar o doblegarme, no quiero ser débil ahora, lo único que hago es acercarme hasta mis hombres. 

-¿encontraron algo?- pregunto y niegan. 

-al parecer estaban aquí pero se han ido- maldigo.

-siendo así quiero que destruyan el lugar- ordeno- quiero que quede hecho mierda. 

-como ordene, jefa- me alejo acercándome de nuevo a las dos mujeres que me acompañan pero antes de poder llegar a ellas otro de mis hombres entra llamando mi atención. 

-señorita Acacia, atacaron al jefe. 


Capítulo nuevo. 

Nos leemos pronto.

-Neftali. 

Dueño de tiNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ