—Te amaré siempre si me ayudas en esta  —murmullo. Aunque estuviera arreglando las piernas de mi novio para que estuviera más cómodo, podía escucharlos.

—Lo haré  —asintió sin mucho esfuerzo Adriel.

Ella antes de irse le volvió a besar. Antes de que él me preguntara quien iba manejar, me subí en el asiento de copiloto. No quería que hubiera tres muerto si yo manejaba.

Él no dijo nada de lo que espere. Solo se subió y sin pronunciar palabra, arranco saliendo del estacionamiento.

Es incómodo saber que estoy en coche de mi novio estando él atrás, mientras que el que maneja es él tipo con quien le hice infiel. Era algo que no vi venir.

En el camino, todo era un silencio incómodo. Él no hablaba ni yo tampoco y en verdad no quería hacerlo pero debo admitir que moría de ganas de saber de por qué se comportó así, quería preguntarle pero tal vez él no me lo diría.

Inconscientemente ruedo los ojos. Él decidimos cerrar con todo lo que había pasado esa noche no podía preguntarle cómo si fuéramos algo más por que no lo éramos. Obvio que no lo éramos.

—Pensé que eras de las personas menos calladas  —su voz hizo desconectarme por un segundo de mis pensamientos.

Él habló primero.

Tal vez por que ya se sentía muy incómodo. Aunque no se le ve como la gente que se siente incómoda si no como la persona que incomodaba.

Era eso, él quería incomodarme. Si habla él sabría que no lo estoy.

—Pensaste mal  —sentía un nudo en la garganta.

Él no apartó la mirada hacia al frente.

¿Lo incomode?

O sólo quería ver si le seguía el juego.

No. No podía seguirle, tenía que crear mi propio juego que él jugaria.

Joder que difícil era hablar con él. 

—Solo pienso en mi novio  —sentí el orgullo venir. No era del todo mentira, me preocupaba por él.

Él solo me dio una mirada corta para luego dirigirse a la carretera.

Ya estábamos entrando a mi privada. ¿Cómo él sabía que vivía por aquí? Tal vez se lo dijo Nat. Siempre tan habladora. De algo tuvo que aprender de Félix.

—Me alegro que ahora pienses en él  —hablo de nuevo poniéndome a pensar sus palabras. Era obvio que lo decía en otro sentido.

Baje la mirada, no muy abajo. Ya estaba dando vuelta hacia otra calle. Sus manos se apretaban en el volante por la fuerza, haciendo que su venas salieran visiblemente. Era algo atractivo que igual vi en mi novio. Pero él se le ve algo más normal, simple. Y Adriel era... Diferente.

Aparte la mirada pensionándola en la ventana. No podía pensar en eso ahora.

Veía algunas casas que ya reconocía era mi señal que ya estaba cerca de casa y que debía formar un plan para que mis padres no se enteran que había faltado a algunas clases, Oliver era el punto menos importante. Siempre el se quedaba de vez en cuando estando mis papás ahí, temían que hiciéramos algo malo, era una regla, aunque cuando salían por viaje de negocios rompíamos esa regla.

Él se detuvo al frente de mi casa que se encontraba en silencio, era un alivio. Baje de coche dando un salto. Este no era tan alto como el de Adriel.

Él en silencio me ayudó a bajarlo y ponerlo encima del patio de adelante. Era turno de meterlo a mi casa... Y en mi habitación.

Amor Por Error ©Where stories live. Discover now