7.- Switch Stance

Depuis le début
                                    

Va a tocar seguirle el rollo, eso si sigue aquí, que ya es esperar mucho.

Nunca he entrado a este sitio (si es que el pasillo de salida no cuenta), aunque mi hyung sí que lo frecuenta bastante; dice que aquí se junta gente muy... follable —palabras suyas, no mías—. A mí me parece un poco deprimente, más ahora que está casi vacío y los trabajadores barren la sala desierta.

No tengo que esmerarme mucho en buscarla, porque en total, restando a los cinco que limpian, hay unas ocho personas, y solo una de ellas tiene el pelo oscuro, larguísimo, y está sentada a la barra con la cabeza hundida entre sus brazos cruzados. Creo recordar que llevaba una falda a cuadritos rojos, así que debe ser ella.

No me puedo creer que haya esperado de verdad, o está loca, o este tema debe interesarle mucho.

Me siento en el taburete a su lado, soltando un suspiro que dice por mí lo poco que me apetece tener que estar aquí, y solo entonces, la chica saca la cabeza de entre sus brazos para alzarla y mirarme con una sonrisa de sabionda irritante como poco.

—Ya creía que me habías dejado tirada —murmura y, seguidamente, hipa. Por si no era suficiente pista con lo roja que tiene las mejillas y la sonrisita que esboza, la acción involuntaria de hipar me hace entender del todo qué es lo que le pasa—. M-mi amigo se ha ido hace... pufff, mucho... y yo no sabía cómo entretenerme aquí sola hasta que volvieras, así que he bebido.

—No... si ya lo veo, ya, no hace falta que lo jures.

—Todavía tenemos un ratito; el dueño me ha dicho que nos podemos quedar hasta las cinco y media porque van a recoger y eso, así que venga: empieza a largar.

Se inclina y todo hacia mí después de decirlo, lo que me demuestra que está demasiado ansiosa por enterarse; el problema pues... es justamente ese.

—No puedo hablar de esto tan abiertamente aquí en medio... Te lo cuento, pero en otro sitio.

Ya estaba viendo que pensaba quejarse, porque ha entornado los ojos como si pretendiese quedarme con ella. Esta chica es una inconsciente; no sé si se cree que todo esto es menos jodido de lo que estoy todo el rato advirtiéndole o es que no le importa que lo sea.

—¿Y dónde vamos? —pregunta fastidiada.

—Yo qué sé, dime tú.

—Al estudio no puedo llevarte, hay gente y no quiero entrar a las tantas, a ver si nos van a pillar —anuncia; parece pensativa, porque se muerde los labios todo el rato y menea mucho la pierna que tiene cruzada sobre la otra, dando toquecitos en la mía por culpa del movimiento.

—¿Vives muy lejos de aquí? —Parecía a punto de contestar, pero cierra la boca de una vez y la miradita de sospecha vuelve... Esta chica... ¿Se cree que soy un ladronzuelo que pretende robarle?—. De haber querido hacerlo, ya podría haberte jodido a base de bien solo con saber dónde trabajas —explico tranquilamente; más que tranquilo lo que estoy es cansado, pero bueno, con que mi voz suene relajada me vale—, ¿lo he hecho? —Sonje niega lentamente con la cabeza—. Pues fíate de mí de una vez y dime dónde vamos.

—Munbae-dong —susurra un poco reticente, pasado un rato en el que se lo habrá pensado.

—Me vale —suspiro y me levanto, a lo que ella me sigue de cerca.

Parece sorprenderse cuando, una vez estamos en el exterior, giro un poco más abajo para meterme en la parte trasera de la calle. Como he venido antes porque sabía que Jimin iba a estar aquí (tiene la costumbre de recolectar ligues antes de ir al curro), he aparcado en el estrecho callejón junto al antro este; menos mal que la gente de la zona conoce a mi niña bonita y no le hacen nada. Ya lo que me hubiera faltado para terminar la noche en la mierda es que a Rosita le hubiera pasado algo.

Inked KnockoutOù les histoires vivent. Découvrez maintenant