༉‧₊˚. 𝐎𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥 ˚. ✧
⤷❝Te mostraré el país de Nunca Jamás, soy tu Peter Pan, no sueltes mi mano bebé.
Nadie ha visto esto antes, te daré mi todo para que solo tú puedas verlo.❞
Un libro de One shots dedicado a St...
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Una gran sonrisa se dibujó en sus labios cuando vio a su novio salir de la universidad y sin pensarlo, corrió hacia su encuentro. Desde que empezaron sus vacaciones, se había hecho costumbre el ir a buscar a su novio para ir a tomar algo juntos o simplemente ir a casa y acurrucarse entre sus brazos mirando alguna película, para liberar el estrés que la vida universitaria cargaba sobre él.
Se colgó de los brazos de su novio y dejó un casto beso en sus labios.
—¿Cómo te fue? —preguntó separándose de él y tomando su mano para dejar que sus piernas lo guíen en dirección a su hogar.
—Bien, creo. Es decir, sabes que estudié por varios días para la evaluación y creo que me fue bastante bien —su novio asintió, prestándole atención a cada una de sus palabras—. Estoy un poco estresado, a decir verdad —rió—, pero no es nada que unos cuantos besos y abrazos no solucionen —habló coqueto, acariciando la mano del rubio entre las suyas.
—Seguro te fue genial —animó—, te esforzaste mucho estudiando —abultó sus labios—. Es por eso que voy a consentirte todo el fin de semana por tu gran trabajo —sonrió, hinchando el pecho con orgullo. Minho sonrió con ternura mientras abría la puerta de su hogar.
—Espero que así sea porque si no me das suficientes besitos me voy a enojar mucho —habló en tono de advertencia. El rubio rodó los ojos con una sonrisa.
—Bien, tu fin de semana de consentido empieza...ahora, así que mientras descansas un momento yo te preparo una deliciosa comida —y se dio la vuelta, dispuesto a ir hacia la cocina, pero sintió como unos brazos lo sujetaban fuertemente de la cintura y lo arrojaban al sofá—. Oye, tengo que preparar el almuerzo.
El pelinegro negó, abrazándose al cuerpo que yacía sobre él.
—No, primero quiero mimos —y como si de un gatito se tratase, restregó su cabeza en el pecho de su novio, robándole un par de carcajadas.
—¡Ya! Está bien, pero solo uno minutos, que tengo que cocinar —aceptó.
—¿Y si te quedas más que solo unos minutos y luego te ayudo a cocinar? —planteó y su novio negó con la cabeza.
—No, tú tienes que descansar porque estudiaste mucho por las noches y no dormiste bien —negó molesto.
—Pero mientras más mimos me des, más voy a descansar —sonrió inocente.
—Pero Min- —sus palabras fueron amortiguadas por los labios de Minho. Empujó su pecho y suspiró, rindiéndose.
—Mejor quedémonos así toda la tarde y pidamos pizza —propuso, negándose rotundamente a separarse de su novio. El rubio puchereo resignado.
