― ¡Ah, te tengo que contar sobre la clase de la señorita Morningstar! ― Le dijo Willow con angustia.

― ¡Oh, no te preocupes por eso! ― Desestimó Luz con un leve movimiento de su mano. ― Hablé con Amity ayer antes de irme, no somos exactamente amigas, pero me perdonó y hoy vamos a-

― ¡¿Qué ella hizo qué?! ― Exclamó Willow con sorpresa en un tono elevado.

Luz retrocedió ante el súbito grito.

― ¿M-me perdonó? ― Respondió la dominicana dubitativamente.

Willow la miraba boquiabierta.

― ¿Amity te perdonó? ― Repitió Willow con incredulidad. ― ¿Qué hiciste?

Luz jugueteó con sus manos incómodamente.

― Ya te lo conté ayer...

― ¡No eso! ¿Qué hiciste para que te perdonara?

Luz miró a Willow con recelo.

― Sólo... Hablé con ella. ¡Digo! ¡No fue una conversación fácil! ¡Especialmente con lo mucho que me cuesta expresarme! ¡Pero sí! ¡Sólo... Uh... ― Luz desaceleró su discurso al ver la cara incomprensible de Willow. ― Sólo hablé con ella.

― Liberaste un caballo, pusiste en peligro a su hermana, la avergonzaste frente a su padre, hiciste que le quitaran el teléfono y... ¿Te perdonó? ¿En menos de un día? ¿Sólo porque hablaste con ella? ― Enlistó Willow asombro. ― No... No lo puedo creer.

Luz se encogió sobre sí misma.

― ¡Oye! ¡Yo sé que fue mucho, pero no creo que lo que hice sea imperdonable, fue un acci-

― ¡No Luz, no! ― Interrumpió Willow de nuevo, negando con ambas manos. ― ¡No lo digo por eso, lo siento! Es sólo que... No lo puedo creer...

Luz frunció el ceño.

― ¿Tan increíble es que Amity me perdonara? ― Preguntó sin poder ocultar una nota de enojo mientras cruzaba los brazos.

― ¡Sí! ¡Luz, es increíble! ¡Conozco a Amity desde hace más de diez años, y además de sus hermanos, nunca la he visto perdonar a nadie! Y... A mí... Cuando éramos amigas... Hasta que dejó de hacerlo... ― Añadió con incomodidad. ― Amity es muy fría, y al menos desde que nos distanciamos, sólo busca la forma de destacar en clases y ser la mejor, si alguien se mete en su camino, lo aparta... Ella no perdona, ni da segundas oportunidades.

Luz miró a Willow con aflicción, aparentemente el recuerdo aún le lastimaba.

La pelinegra sacudió la cabeza.

― Es... Impresionante... Pero aún tengo que contarte sobre la clase.

― Pero, ya me arreglé con Amity. ― Afirmó Luz. ― No tienes que contarme nada...

― Oh, cierto, hablaste con Amity... ― Willow enarcó una ceja con sospecha. ― ¿Y ella no te dijo nada?

Luz ladeó la cabeza, confundida.

― Uhhh... ¿Me estoy perdiendo de algo? Sólo acordamos que nos veríamos hoy en el receso y el almuerzo para cubrir la hora que solicitó la señorita Morningstar.

Willow ensanchó los ojos con sorpresa.

― Realmente no te dijo nada... ― Llevó una mano a su mentón reflexivamente. ― Que curioso... Yo pensaba que Amity no creía en esas cosas.

La paciencia no era una de las virtudes de Luz.

― Wiiiillow... ― Pronunció insistentemente para llamar la atención de su amiga. ― ¿Hay algo que me quieras compartir?

El pecado de florecerWhere stories live. Discover now