"Love sombody" con James Maslow♥

Capítulo 20

"Lo supe en el momento en que te vi, quererte iba a dolerme en verdad, pero volví a mirarte y comprendí que iré contigo hasta el final."

Y realmente deseaba que este no fuera mi final con mi bellísima. Ese mismo día decidí desahogarme con mi buen amigo, Carlos. Cuando llegué a su casa, Alexa me golpeó repetidas veces con una lámpara de cristalería por haber lastimado a su nueva amiga. Su esposo la detuvo para evitar que me noqueara, y se excusó con las hormonas del embarazo. Ya iba por los tres meses o algo parecido, se veía muy felíz con su familia. Los envidiaba, debo admitir, porqué ni siquiera a novio de _______ llegué, y ellos hasta padres ya van a ser.

Carlos me aconsejó tantas cosas que simplemente me abrumaron. Después llamó a Kendall para que entre los tres fuéramos a beber un poco a mi casa, así no molestaríamos a la futura madre.

A eso de las tres de la madrugada, ambos se fueron y me dejaron sólo con Fox. El cachorro parecía entender mi dolor, porqué nunca se movió de allí hasta que sonó el timbre, unas cuatro horas después, como a las siete de la mañana. Por alguna razón se me ocurrió que podría ser ella, pero al abrir lo único que hallé fue a un molesto Raphaell que inmediatamente me tomó del cuello de la camisa y me estampó contra la pared. Mi cabeza recibió el mayor golpe, aunque no exento a mi cuerpo. -¿Qué mierda le hiciste a ______?

-Yo...

-Lleva más de doce horas llorando sin parar.-me gritó.-Te advertí, Maslow, que te alejaras de ella. Pero me ignoraste, entonces afróntalo.

-Crea que lo que más deseo es corregir mis errores.

-Tienes tres horas para que ella deje de sentirse mal, o te juro, imbécil, que no vivirás mañana.

-Yo resolveré todo con ______, y no porqué ustede me amenace, sino porqué realmente la amo.

-¿Amar?-rió.-Lo único que quieres es llevártela a la cama, pero te juro que no dejaré que lo hagas.

(...)

-Mina, por favor.

-James, ella está muy afectada. Me contó todo, y me decepcionó de ti y Ariana.

-¡Yo nunca lo hice!-me defendí.-Yo fui a embriagarme con unos amigos, ella salió y me llevó a quién sabe qué cosas.

-Éso no me lo aclares a mí, sino a mi hija. James, ella te ama y esto la hiere demasiado. Como te dije, vales para ella incluso más que Nick.

-Lamento como no tiene una mínima idea haberme ido con los chicos esa noche, pero ahora no puedo hacer nada que cambie ese momento.-ella suspiró.

-Trata de no alterarla más, y arregla las cosas, yerno.-me abrió la puerta. La abracé y corrí hasta ______. Estaba de espaldas, mirando por el balcón. Llevaba un diminuto short y blusa de tiras blanca como pijama, su cabello estaba trenzado y despeinado, pero aún así era perfecta.

-Mamá, por favor, déjame sola.-su voz era llorosa.

-No soy Mina, cariño.

-¿James?-volteó a verme.-¡Lárgate de aquí!

-No, necesitamos hablar.

-Yo no tengo nada que decir y menos, que escuchar. Te puedes ir ya, lograste lo que Ariana quería.

-¡Entiende que ella yo nunca tuve un plan con ella!-grité.-¿Cuántas veces te he de decir que sólo te amo a ti?

-Vete, James. Ya me destruyeron mucho, ¿no les es éso suficiente?-lloró, mientras me acerqué a abrazarla. No se separó, pero tampoco movió sus brazos para rodearme también. Sollozó por un buen rato junto a mí, hasta que se intentó alejar, cosa que obviamente evité.

-Mi amor, déjame explicarte un poco.

-No quiero escuchar tus relatos eróticos con mi hermana.

-No, sabes que éso nunca pasó.-besé su frente, ella me miró asesinamente. Me senté con ella sobre mí en su cama y hablé.-Él día que te dejé en el jardín, fui a desahogar mi estupidez con Carlos y los chicos. Ellos se fueron a casa, yo me quedé un rato más a beber. Ariana me llamó pero no logré entender nada. Cuando salí de allí, la encontré en su auto, me subió y partimos. Después yo desperté en un callejón sucio, entre cajas.

-¿Por qué quedaste allí?

-No lo sé, pero recuerdo que había dos personas también en el auto. Ella me avisó de las fotografías antes, pero con tantas cosas olvidé su existencia.

-¿Pretendes que crea eso?

-¡Es la verdad!

-James, no serías la primera persona que la prefiere sobre mí.

-Sabes que sólo te amo a ti. ¿Por qué no me crees?

-Vete, Maslow.

-¿Sabes?-la solté.-Si tú me quisieras un poco, creerías en mí. Cosa que no haces.

-¡Ahora resulta que la culpa es mía!

-No fue lo que quise decir.

-Yo te amo más de lo que quisiera.-se calló y llevó las manos a la cabeza rápidamente. Cerró fuertemente los ojos y se agachó un poco.-Vete, James.-me susurró.

-¿Estás bien, ______?

-No, llama a Mina.-dijo antes de desvanecerse. Alcancé a tomarla de los brazos antes de que cayera. Se había desmayado, estaba pálida y fría de las mejillas.

-¡Mina!-grité mientras la cargaba a su cama.

-¿Qué ocurre?-me contestó apurada. Cuando vio a ______ se llevó una mano a la boca por la sorpresa.-Llamaré a un médico.

-No, sólo ayúdame a llevarla a mi auto.-exclamé. Bajé las escaleras con ella, pesaba la mitad que la última vez que la tuve en brazos. Mina nos abrió la puerta y se fue con ella en la parte trasera. Conduje a prisa hasta un hospital. La atendieron de inmediato y nos dejaron, a mi suegra y a mí,  en la sala de espera.

-¿Simplemente se desmayó?-me cuestionó mi suegra.

-Antes se vio con un poco de malestar, pero eso fue todo.

-James, ella está muy débil. Lleva más de una semana sin comer como normalmente se hace, se marea demasiado y su estrés llega al máximo.

-¿Por qué no me había dicho todo?

-Ella no quería que tú supieras que está mal. Ayer ignoró todo el día sus horarios de comida y también hoy.

-No sé como entrará en razón. Es muy joven para estar sometida a tanto.

-Te repito que siempre ha sido muy necia.-suspiró.-Difícilmente cambia de ideas.

-Es de sabios cambiar de opinión.-argumenté para después ser interrumpido por una mujer con el uniforme del hospital.

-¿Familiares de ______ Báez?-habló una enfermera.

-Aquí.-contestó Mina, nos levantamos a prisa.-¿Qué tiene mi hija?

-No tenemos los resultados sanguíneos aún, pero ella ya reaccionó. Pueden pasar a verla en unos minutos, estará en la habitación 2J, segundo piso, después de los elevandores.

-Gracias.

-No es nada.-sonrió la regordeta mujer.

-¿Pasas tú primero, no?-le dije a Mina.

-Sí, creo que será lo más conveniente.