—Así que vendrá a cenar —repitió—. Bueno, supongo que no puedo invitar a James. 

Él asintió. 

—Está bien, no me molesta. Espero que la comida esté lista para la hora. ¿Cuándo vendrá? 

—Mañana. Era su única fecha disponible, él es un hombre muy ocupado. Pero, esperemos que... se vaya antes de que tu hermana llegue.

Delia asintió. No sabía como era Evans, la última vez que lo vio ambos eran niños, ambos estaban pequeños y ninguno sabía del todo que eran de familias prestigiosas. Cuando jugaban, peleaban, reían y demás. Una vez crecidos, Chris aceptó el flechazo que tuvo por Delia, y, como ella siempre lo hizo sentir inferior, buscaba alguna forma de demostrarle que estaba a su nivel. 

(. . .) 

Llegó la hora de la cena. Todos tenían su mejor ropa, la más elegante, aunque no eran las prendas para navidad que eran aún mejores. Pero, lucían elegantes. Él, el padre, de nombre Bruce, Dalia, y su hermano más pequeño, Scott, de tan solo cinco años. Este último no estaría en la cena, pues se lo llevarían a dormir temprano. 

—Espero que todo salga bien—murmuró Bruce—. Él es nuestra salvación. 

Delia asintió de forma desinteresada. Para ella, solo sería una cena normal, se retiraría después del postre, y dejaría que ambos hombres hablasen de negocios. 

Sin embargo, nada sería así. 

—Debo expresarle que me ha encantado la comida —dijo Chris sonriendo—. ¿Quién la preparó? 

Bruce sonrió.

—No ha sido Delia, desde luego—una risa salió de ambos—. La cocinera nueva. Es hija de Amelia. Es muy buena cocinando. 

Evans asintió. 

—Ciertamente lo es. 

Bruce sonrió de forma nerviosa. Era momento de que su plan comenzara, le dolía tener que hacerlo, porque su hija era lo que más amaba, pero... a veces se tienen que hacer ciertos sacrificios. Y considerando que Delia era la que más amaba la vida de ricos, era ella la que merecía ese sacrificio. Por lo menos por ese momento. 

—Bueno, si me disculpan, debo ir al sanitario, y de ahí tomaré mis medicinas, ustedes hablen, tomen su tiempo...—Christopher sabía a lo que iba. Y no le molestaba del todo. No, él no quería a Delia, ni un poco. Ni siquiera era su amiga, o algo por el estilo. 

Pero, ella lo había hecho sentir inferior muchas veces, y ahora él tenía más recursos que ella. Por alguna razón, él quería esa venganza, porque sabía lo mucho que amaba a James Maslow, pero, para él, no valía la pena, y ella merecía sufrir un poco. 

—Entonces, ¿cómo te ha ido? 

Delia sonrió forzada. Sería amable, solo porque amaba con su alma su BMW

—Bien, de hecho. Me siento bien. ¿Cómo estás tú, Chris? 

Él sonrió. 

—De lo mejor. Me va perfecto. Y, creo que me siento en un nivel superior, quiero decir, ahora puedo darme el lujo de cerrarle la boca a ciertas personas que me creían menos. 

Delia se removió incómoda. 

—Delia—llamó su atención—. Quiero que hablemos. 

—Eso estamos haciendo. 

—Quiero hablarte de algo en específico. Quiero que te cases conmigo —dijo con seriedad. De nuevo, él no la amaba, pero sí quería por lo menos quedarse en esa familia, y demostrar que valía mucho. 

Chris Evans. |One Shots, Imaginas|Where stories live. Discover now