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Capítulo IV

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Capítulo IV. 

→Un mes después.

Despertó exaltado. Sus mejillas al rojo vivo, su respiración agitada, apenas si podía mantener el aliento, el sudor corría por todo su cuerpo. De nuevo aquella pesadilla. Aquella asquerosa escena se proyectó en su mente, cerró los ojos con fuerza, con las palmas de sus manos daba golpes sobre su frente.

—S-sal, sal, ¡sal de mi cabeza! — balbuceo desesperado, golpeó con más fuerza su cabeza. Quería gritar, gritar de frustración, callar aquella voz en su cabeza que lo único que hacía era recordarle el fracaso que era, le recordaba todos los errores que había cometido en el pasado—. ¡Que te calles!

La puerta fue abierta bruscamente, Mitsuki junto con su hijo se dirigieron de forma rápida al mitad pelirrojo, este estaba en el suelo sentado, cubría sus oídos con fuerza sollozando fuertemente. Katsuki se posó a su lado abrazándolo por los hombros.

—Tranquilo, ya estoy aquí.

—D-dile que se calle, dile...

—Hey, estoy aquí. Tranquilo, solo trata de ignorar lo que dice, estoy aquí a tu lado. No estás solo.

Pasaron treinta minutos para que Shoto se tranquilizara. Sus ataques de ansiedad habían vuelto.

—Shoto, cariño ¿ya estás más tranquilo? — el chico asintió con la cabeza aun en los brazos del rubio cenizo—. Iré a preparar algo de té, ¿quieres tomar un poco? — respondió de la misma forma, solo un movimiento de cabeza.

Sin decir algo más la mayor salió de la habitación. Katsuki lo abrazaba con fuerza contra su pecho, temiendo que aquellos demonios que atormentaban a su esposo lo arrebataran de sus brazos.

—Gracias por calmarme, lo siento si te moleste.

—No me molestas, nada de ti lo haría — tomo de la barbilla del contrario mirándolo directo a los ojos. Shoto pudo ver la preocupación en ellos, sonrió de forma triste, en dos meses él ya no estaría a su lado para calmarlo.

—Seguro ya está el té — no espero alguna respuesta del rubio, solo se levantó de forma rápida y salió del lugar, sus piernas aun temblaban.

Al bajar las escaleras se topó con Mitsuki saliendo de la cocina.

—Pensaba llevarte el té.

—Oh no, lo tomaré en la cocina — sonrió de forma nerviosa tomando la taza de las manos de la rubia.

—¿Te molesta si te acompaño?

—Claro que no, así me disculpo por interrumpir su sueño y molestarla — respondió con pena caminando a la cocina con la mayor detrás. 

Ambos tomaron asiento en la isla que separaba la cocina del comedor, Mitsuki ya tenía preparada una segunda taza de té.

—No es necesario disculparse, me preocupe, pero es que no es normal escucharte gritar y menos a mitad de la noche — bebió del contenido en la taza antes de seguir hablando—. Cuando salí Katsuki ya había abierto la puerta y entró como bala.

𝖥𝗋𝖾𝗌𝖺𝗌 𝖾𝗑𝗉𝗅𝗈𝗌𝗂𝗏𝖺𝗌 / [𝗕𝗮𝗸𝘂𝘁𝗼𝗱𝗼]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang