Volkacio

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Cita en la feria.
Día 4.

Hace tiempo habían logrado escapar de su duro trabajo que antes de que se conociesen les ayudaba a tener un propósito en la vida para no sentirse inútiles e inservibles, pero la vida da giros a 180° ya sean para buenos o para malos, extrañamente fue la primera opción, ya que conoció a Horacio de la manera más inesperada, una denuncia de Twitter, una simple denuncia.

Mi historia de amor es muy larga por contar, tanto altas como bajas, necesitas las dos perspectivas. Si alguien se atreviera a escribirlas tendría que hacer una trilogía, la parte de infancia, cuando se conocieron y después de Pogo, o quitamos la parte de la infancia y agregamos perspectiva de Horacio.

Escaparon a Francia, pues estaban entre Francia y Rusia, eran dos opciones tan obvias que los altos mandos hubieran pensado en esas opciones, tomando en cuenta lo calculador de Volkov y el razonamiento de Horacio. Se decidieron por Francia ya que es más sencillo ver una pareja homosexual y, ya se habían ocultado mucho para volver hacerlo, Francia es un país más liberal, además, a Horacio le hacía ilusión y Viktor jamás le negaría algo a él por más que quisiera y nuestro querido amigo de cresta sabía aprovecharlo.

Estaban a finales de año y frente su pequeño hogar se había puesto una feria por las festividades finales del año. La feria parecía brillar en las noches opacado las estrellas del cielo.

Escucho la puerta siendo cerrada y no necesito voltear para saber quién era, pues cuando esta persona se acercó por detrás abrazándolo por la cintura y recostándose es su cabeza en su hombro.

-Hola, Vik -le saludo dejando un beso en su hombro.

Se volteó quedando frente a frente y observo esos ojos bi colores que le llenaban de vida, las arrugas en su cara que se fueron sumando con el paso de los años le parecían hermosas, y era una lástima que no hayan aprovechado tanto en un pasado una vida juntos y ahora el tiempo se les venga encima.

-Soltnse ¿Cómo estuvo el trabajo? -aunque todos sus ahorros les den una vida tranquila cada uno puso su negocio, Horacio una pastelería que ganó fama rápidamente y luego puso más pastelería siendo una de las más importantes de la capital y él una florería hermosa que daba un aspecto de vida en la calle donde estaba puesta.

-Bien, solo que ya no puedo estar del todo, creo que ya va siendo momento de retirarme y tal vez te ayude a ti con la florería.

-Estaría bien, siempre se necesitan unas manos extras -se acercó y dejo un beso casto en la frente.

-¿Quieres ir a la feria?

-¿No estas cansado?

-No, Vik, salí más temprano y solo estuve preparando pasteles pequeños.

-Si quieres vamos.

-¿Es una cita? -lo abrazo pasando sus manos por el cuello.

-Es una cita, Horacio.

-Vale vamos.

Le agarró la mano, no antes sin agarrar su clásica chaqueta de cuero, apago las luces y emprendieron camino. No fue necesario usar un vehículo, pues la feria estaba relativamente cerca, agarrados de la mano saludaban a sus conocidos, veían a los niños correr alrededor de los juegos, a los adolescentes con sus amigos y algún que otra pareja.

Ellos dos iban a su paso, pues ahora les costaba ir a un paso normal.

Al primer juego que se pararon fueron de disparos, donde Horacio se burló de él, diciendo que ya estaba mayor y que iba a fallar, hasta pudo ver que la señora de los juegos escondió una risita, pero vio como se esfumó al no fallar ningún tiro.

-No por nada fui Comisario y agente del CNI. -alardeo.

En el turno de Horacio este tampoco fallo se lo testigo en su cara, el juguete ajeno iba para el otro, se despidieron yendo al juego siguiente.

-Vamos a la rueda de la fortuna.

-Horacio yo no estoy para eso.

-Tonto al que se le suba la presión o se le baje la presión.

-¡Horacio! -le reprendió, aunque no evito sonreír ante la carcajada que soltó Horacio.

De todos modos, fueron a la rueda de la fortuna, tuvieron que esperar a que terminará la vuelta que estaban dando y apenas terminaron fueron unos de los primeros en subirse.

La rueda giraba con lentitud, observando las visitas, una de las manos iba sujetas al palo de metal y la sobrante las tenían entrelazadas, era un momento de ellos, observaban lo pequeño que parecía todo desde la cima, ni era tan alta como la torre Eiffel, pero si lo suficiente para que Viktor agarrase con fuerza la mano de su acompañante y Horacio le da caricias tratando de tranquilizarlo lográndolo y los dos disfrutasen de la atracción.

Cuando bajaron del juego fueron por unas palomitas y Horacio presumió que las suyas eran mejores, que están tenían mucha mantequilla al pinto de hacerlas saladas y Viktor asintió a todo lo dicho dándole la razón a su esposo.

Disfrutaron de la noche entre risas, miradas y besos, eran solamente ellos dos, la noche pasó rápida, ni se dieron cuenta cuando ya iban de regreso a casa cansados, Horacio tenía su chaqueta de cuero recordando los tiempos pasados. Nunca se era demasiado viejo para disfrutar con el amor de tu vida.

Volkov solo se arrepentía de no haber vivido mucho más tiempo con Horacio.

El siguiente día está en mi historia +18, ni es necesario leerlo.

OneShots/GTAWhere stories live. Discover now