Volkacio

388 31 11
                                    

Horacio se había dado cuenta de que cada vez que entraba de servicio Volkov estaba allí, al igual que cuando salía también estaba, bolsas negras se formaban debajo de esos ojos grises, cada hora promedio iba por un café, hasta dudaba si estaba yendo a su casa a dormir o si dormía, tampoco comía y fumaba demasiado, cuando iba a dejar el papeleo olía a nicotina, ese horroroso olor que hacía que, arrugada su nariz y café, hasta ya parecía Conway, la situación ya parecía altamente y preocupante. ¿La mejor solución? Ni idea, pero decidió ir a si oficina y tocar sin preguntar, era una maña que Volkov se tuvo que acostumbrar con Horacio.

- ¿Qué necesita?

- ¿Hace cuánto que no duerme?

- Eso a usted no le incumbe.

- Es que... cada vez que entro y salgo de servicio usted está aquí, y su alimentación se basa en café y cigarros, eso no es bueno para su salud.

- ¿Ahora usted es doctor? Que interesante no me habían informado.

- No es necesario serlo para saber que usted no está bien.

- Horacio solo salga de mi oficina y déjeme terminar.

- Ese es el problema, nunca termina.

- Terminaría si los demás hicieran su trabajo.

- Debe descansar.

DESCANSAR.

- No, no necesito descansar, necesito terminar y eso es lo que usted no entiende.

- Déjeme ayudarlo.

- 10-5.

- Yo ya terminé lo mío, déjeme ayudarlo.

AYUDARLO.

- 10-5.

Con un bufido de fastidio salió refutando cosas sin sentido en murmuró haciendo que el pecho de Volkov se calentará, se sintió bien que alguien se preocupase por ely estuviese atento, no negaría que hubiese querido que Horacio se quedara o insistiera, algo absurdo cuando dijo que no. El sabía que su situación no era perfecta, pues apenas dormía, últimamente no ha salido de su oficina, su cuello dolía, al igual que su espalda al estar sentado tantas horas sus ojos estaban casados por el tiempo en la computadora, le llamaban mareos por la falta de nutrimentos y vitaminas, pero se negaba a comer hasta que terminara, era como un castigo o motivación, no lo entiende pero lo cree necesario.

Siguió con esa labor, odiaba el papel, la tinta, las computadoras, el papeleo, a Conway, la vida en general. Todo sería mejor si siguiéramos en esa época donde cazaban para alimentarse y no necesitaban dinero, hubiera nacido allí. Concentrado en esos absurdos pensamientos cuando la falta de sueño se hace presente la puerta se abrió abruptamente haciendo que se asustará, diera un bronquio y se pusiese una mano en el corazón tratando de tranquilizar su respiración, preparado para regañar al anormal de mierda levantando la mirada vio a Horacio con una gran sonrisa de civil, era como un niño con un chuche.

- Vamos a su casa, necesita descansar.

- Horacio...

- Cobre varios favores con unos compañeros y ellos van hacer el papeleo, y el súper me dio permiso para sacarlo de aquí, dice que esa silla y usted ya son una misma, que se fusionaron.

Observo el papeleo, luego a Horacio, después la computadora, y otra vez a Horacio.

Se puso de pie en silencio tratando de ignorar la sonrisa triunfante de Horacio, agarro su gabardina saliendo de la oficina con Horacio detrás que daba leves saltitos feliz, estaba agradecido con Horacio de que lo sacara de allí.

OneShots/GTAWhere stories live. Discover now