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Prologó

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Prologó.

—¿Está seguro de querer firmar? — pregunto por quinta vez el abogado mirando dudoso a su cliente.

Todoroki Shoto no hacía más que temblar mientras sostenía el bolígrafo entre sus dedos, ¿en verdad quería eso? Miró hacia su lado izquierdo, ahí se encontraba la persona que alguna vez amó con intensidad, aunque sí lo tenía que admitir esos sentimientos no habían sido apagados por completo, solo era doloroso recordar lo que sus hijos y él habían sufrido por sus acciones.

—Shoto...

—Señor Bakugo, le recuerdo que no puede acercarse a mi cliente — Inasa se puso frente al bicolor creando una muralla con su cuerpo. Katsuki solo lo miró molesto.

—Quiero hablar con mi esposo, maldito calvo.

—Él ya no es tu esposo — expresó con voz fría.

—Él no ha firmado el maldito papel, así que todavía lo es. Shoto, fresita, por favor. Solo pido un momento.

—Tendrás 15 minutos — sin voltearlo a ver hablo—. Juez, ¿podría...?

—Solo no tarden más que ese tiempo, no son los únicos con problemas y con un divorcio.

Ambos adultos asintieron y salieron en silencio de la oficina. Shoto suspiro recargando su cuerpo sobre la pared. El trabajo lo sobre-explotaba, había noches que no dormía del todo, además, estar solo al cargo de sus cuatro hijos no ayudaba, tenía la ayuda de su hermana y suegra, pero no era suficiente. Quería que aquel tipo que se hacía llamar su esposo estuviera a su lado, criando los dos juntos a sus hijos, parecía ser padre soltero haciendo la mayor parte del tiempo todo sólo. Ya que su esposo, próximamente ex-esposo, salía casi siempre de viaje, lo que era claro que no pasaba tanto tiempo con su familia. Ambos tenían que mantener en orden las empresas que se le habían sido heredadas, eso lo tenía claro y lo entendía, pero eso no era lo único que había hecho el rubio cenizo.

—Habla rápido, Bakugo. Después de esto tengo cosas importantes.

—¿Bakugo? ¿Ya no soy más "amor" o "bebé"?

Shoto juraba que trataba de contenerse, pero la voz del rubio le irritaba más y más.

—No. Eso fue en el pasado, dejaste de ser todo eso para mi cuando te acostaste la primera vez con tu secretaria.

Katsuki trago saliva, acomodo la corbata de su cuello, estaba incómodo. Ahora el ambiente estaba, aún, más tenso e incómodo. Le quedaba 10 minutos.

—Sabes que eso... eso...

—¿Qué dirás? ¿Qué eso paso antes de casarnos? Tienes razón, pero te recuerdo que estábamos comprometidos cuando paso, idiota.

Ouch, eso le dolió. Tal vez había cometido varios errores en el pasado, pero eran pequeños. Como por ejemplo olvidarse de uno de los cumpleaños de sus hijos para irse de vacaciones con sus amigos, o olvidar el baile de padres del colegio de su pequeña Rei, tal vez si se había pasado de hijo de puta.

𝖥𝗋𝖾𝗌𝖺𝗌 𝖾𝗑𝗉𝗅𝗈𝗌𝗂𝗏𝖺𝗌 / [𝗕𝗮𝗸𝘂𝘁𝗼𝗱𝗼]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora