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Pov Toni

No sé como ni por qué pero desperté con un poco de resaca en la mesa de billar de anoche, tenía medio cuerpo fuera y medio dentro, miré a los lados confuso buscando con la mirada al chino, ¿donde coño se había metido?

Comprobé que no había pasado nada fuera de lo normal palpando mi ropa y cuerpo, una vez asegurado subí las escaleras de neones amarillos mirando a los lados, antes de llegar arriba escuché una voz muy conocida.

—¿Entonces no pasó nada no?

—No, que yo sepa solo estuvieron jugando al billar y de vez en cuando tú subías a por algunas copas.

—Está bien, "glacias".

—Espera, ¿te gusta?

Se quedó pensativo unos instantes, yo sentí como mi pulso se aceleraba esperando una respuesta por parte del asiático, aún agachado en la escalera sin que me viera pude ver como negaba lentamente con la cabeza.

—No te andes con "tontelias", que me guste o no, no es asunto tuyo y no "tendlía" "pol" que "impoltalte" —dijo el chino fulminando con la mirada al segurata de la puerta, no pude evitar que una leve sonrisa se curvara en mis labios.

Como soy gilipollas de lo distraído que estaba me tropecé cayendo de culo al suelo.

—¡Me cago en la puta! —exclamé jalándome el trasero por la caida.

—¿Poni? —preguntó el asiático asomándose por la escalera, yo le regalé una sonrisa tonta.

Me levanté como pude y subi las escaleras hasta llegar a él.

—¿Cuánto has escuchado? —preguntó mientras caminábamos a la salida.

—¿Sobre qué? —respondí haciéndome el loco, se me daba muy bien.

—Nada —dijo evadiendo el tema y saliendo del local, los rayos del sol chocaron contra nuestros rostros.

Nada más nos alejamos un poco más lo jalé de la muñeca obligándole a mirarme a los ojos.

—¿Como que nada? ¿De qué estabas hablando entonces? —interrogué intentando sacarle algo de información.

—No te "impolta" —se separó y caminó hasta su coche, yo resoplé y lo seguí molesto, ¿por qué no confiaba en mi?

Me subi en el asiento del copiloto y con la mirada perdida y gesto serio le dije que me llevara al Krule.

Nada más paró sin despedirme ni nada me bajé en silencio y caminé hasta dentro del Krule dejándolo tirado, me había dolido el hecho de que no confiara en mí y pagaría por ello. Pero de eso me encargaría más tarde, ahora lo importante es Carlo que tiene que estar buscándome como loco, entré al almacén preparándome para el interrogatorio.

Para mi sorpresa estaban Carlo y Jose hablando tranquilamente, yo me serví una coca-cola y me senté en silencio a un lado de ellos.

—Hablando del rey de roma, ¿qué tal tu noche con tu sugar daddy? —comentó recalcando las últimas palabras, yo le lancé una mirada airada.

—No es mi "sugar daddy", de hecho luego me acompañaréis al banco a sacar el medio kilo para devolvérselo, y no pasó absolutamente nada, solo fuimos a jugar al billar —dije con voz impostada devolviendo mi mirada a la lata de coca-cola.

—Si, claro, jugar al billar es hacerle una mamada al chino y comerle toda la picha —bromeó Carlo en tono juguetón y riendo, José comenzó a reir también, yo me limité a permanecer callado.

¿Solo un Sugar daddy? ||| HANI Where stories live. Discover now