Capítulo 9: La cena

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Me encuentro sentada en la mesa de un restaurante cerca del hospital con Camille y Aiden observándome atentamente mientras me llevo la copa de vino a los labios. Luego de que Camille insistiera un poco logró convencerme de venir a cenar con ellos al terminar mi turno.

Luego de unos segundos me canso de que me observen como si fuera un animal exótico en el zoológico.

—¿Ya me van a decir qué sucede?

—Nada —contestan ambos a la vez y yo río.

—Son demasiado evidentes, díganme qué sucede.

Se miran entre ellos y vuelven a responder un simple "nada". Están acabando con mi tranquilidad y ya tuve demasiado de eso por hoy.

—A ver, les preguntaré algo más simple ¿A qué se debe esta invitación a cenar?

—Mi hermano... Digo, nosotros queríamos agradecerte por ser tan buena doctora y estar ayudando tanto.

Camille discretamente (en realidad no tanto) le pega con el codo en el brazo a Aiden, quien inmediatamente comienza a asentir.

—Ajá... —digo no muy convencida, pero sigo comiendo en silencio hasta que escucho susurros provenientes de ellos y levanto la mirada con una ceja levantada buscando una explicación.

—Lo siento —dice Camille y los dos se callan inmediatamente.

Suspiro ya cansada de que estos dos estén actuando tan extraño.

—Ya basta chicos, yo no muerdo.

Sonríen al mismo tiempo y la verdad ya me están asustando un poco. Parecen dos locos hablando y haciendo gestos al mismo tiempo.

Los miro intentando descubrir que es lo que sucede pero un teléfono interrumpe el silencio.

—Es el mío. —dice Camille y se levanta a contestar disculpándose con nosotros.

—Y bien... Hace tiempo no hablamos, Anel.

—No tanto, Aiden.

Río un poco porque en realidad parece nervioso e incómodo. Él se aclara la garganta y me mira.

—Si... Emm... es cierto.

Asiento y vuelvo a poner mi atención en la comida hasta que Camille vuelve y nos mira con una sonrisa maliciosa que me asusta.

—Lo siento chicos, me tengo que ir. Es una lástima, tendrán que quedarse a terminar de cenar solos —dice con una tristeza tan fingida que sólo se me ocurre que la loca aquí presente planeó esto desde un principio.

Aiden asiente pero luce realmente aterrado. Ambos nos despedimos de Camille y cuando nos quedamos solos un silencio algo incómodo nos inunda así que aprovecho para detallarlo mejor.

Lleva una camisa manga larga azul claro doblada hasta los codos, su cabello castaño que aún no comienza a caerse está algo desordenado y sus ojos color miel lucen algo inquietos, a diferencia de las otras veces que la malicia siempre está presente en ellos. Al entrar me fijé en que llevaba un pantalón oscuro y zapatos negros, y por un segundo me ofreció su sonrisa de modelo que me dejó sin aliento por un instante.

Definitivamente Aiden es un chico atractivo, pero es mi paciente y hasta ahí es la relación que podemos llevar.

—¿Tengo algo en la cara?

—¿Qué? —estoy confundida por su pregunta.

—Me estás mirando mucho, como si tuviera algo en la cara.

«Sólo los ojos más encantadores del mundo»

Concéntrate Anel.

Me aclaro la garganta algo nerviosa.

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