16. Mi hermano Caleb

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Malik estaba desesperado, y él era el único culpable. Entendía perfectamente la frustración del ingeniero, y hasta el hecho que lo rechazara por incompatibilidad, estaba demostrado que Malik no podía ser gay, lo asqueaba y la humillación a la que él mismo se sometió le había destrozado en alma. Pero tenía que lograrlo, había algo importante que Adrián no sabía, y eran las razones que lo llevaron a estar en esta situación. Aprovechó el silencio que el ingeniero tenía, mientras veía al vació, y trató de responder sus preguntas.

—Lo hago por mi hermano, el dinero no me importa, necesito sacarlo de Sáhara Occidental, lo están buscando para matarlo, y como soy descargador de los muelles, pude esconderlo en uno de los barcos hasta se hizo a la mar, pude esconderlo en otro, y casi lo encontraron. Logré esconderlo un tiempo lejos de la ciudad, en la casa de un primo, mientras buscaba trabajo dentro de algún barco, pero ninguno quiso que mi hermano viniese conmigo, tiene apenas 16 años y es muy enclenque.

»Fue cuando escuché los rumores de esta subasta, y lo vi como una solución. No podía sacarlo a ningún otro país alrededor de Sáhara Occidental, igual lo matarían tarde o temprano. Por eso pensé que si me casaba con una mujer rica que viviese lejos de África, podría ponerlo a salvo.

»Cuando fui a inscribirme me dijeron que no podía llevar a nadie conmigo al casarme, ni siquiera un hijo. Me fui más preocupado que antes, y justo en ese momento mi primo me llama diciendo que me había enviado de regreso a mi hermano con una mujer, porque estaban a punto de encontrarlo, y recordé, entonces, que el subastador me había dicho que podía poner cualquier condición para casarme, por muy loca que pareciese la exigencia, así que puse la adopción de mi hermano. Fue el subastador, un hombre de mundo y más adinerado que lo que nadie puede imaginar, quien me advirtió que las mujeres con demasiado dinero solo buscan diversión en la cama, sin que las molesten fuera de ella, y que era muy poco probable que lograra casarme con alguien en la subasta, un hijo de 16 años es una molestia fuera de la cama para cualquiera de ellas. Pero yo insistí, creí que la suerte estaría conmigo.

»Estaba devastado, se me habían acabado las opciones, y si no se me ocurría algo más, no tardarían ni una semana en matarlo. No sé se fue mi situación o el cómo me veía, que el subastador me propuso la idea de casarme con un gay, como era virgen, quizás me haría el más atractivo de la subasta. ¡Qué equivocado estaba! Cuando se inició el crucero, mis compañeros de grupo fueron quienes me explicaron que la virginidad de un hombre no era precisamente lo que venían a comprar en esta subasta, que eso era atractivo para un hombre con las mujeres. Fue allí donde me puse como el más barato a ver si alguna mujer o un gay de los menos adinerados decidieran casarse conmigo y adoptar a mi hermano.

Nada de lo había explicado Malik hasta ese momento hacía sentirse menos estafado al ingeniero, él había ido a la subasta con el firme propósito de casarse con alguien que se adaptara sin protestar a su forma de vida. La única verdad era el hecho que al hombre de piel negra, no sólo no le atraían los hombres, sino que además les daba asco estar con uno en la cama, era lo más repugnante y degradante que había hecho en la vida. Se sentía muy humillado al entregarse a un hombre de esa manera, aunque Adrián no tenía la culpa, fue muy gentil en todo momento, pero no podía evitar sentirse como una bazofia humana por lo que le había ocurrido por su propia decisión. Nunca logró excitarse durante todo el acto, y por eso nunca quiso ver frente a frente a Adrián, no quería que viera la repugnancia que le daba todo lo que le estaban haciendo, las ganas de vomitar que sentía cada vez que entraba completo dentro de él. Pensó que podía acostumbrarse a eso, y por eso lloraba en el baño, no creía que pudiese aguantar ni un mes en los brazos de un hombre que lo hiciera suyo. Su mirada extraña era por el fracaso, el miedo y la repugnancia que sentía en ese momento, y cuando el ingeniero apenas lo tocó con la mano en su hombro, no pudo evitar sentir más que asco de él, asco de aquel hombre que lo humilló sin culpa, y por eso le quitó bruscamente la mano de su hombro. Eso fue precisamente lo que hizo que Adrián se dieran cuenta que él no era gay y que, además, le había entregado algo más que su dignidad.

La subasta humanaWhere stories live. Discover now