Capítulo 16: CUESTIÓN DE CONFIANZA

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A todo esto, Caleb solo pudo responder con un suspiro, su cabeza colgó sobre sus hombros y luego se volvió hacia Thalía.

—¿Qué harán con ella? —preguntó. Su voz sonó como un gemido y lamentó no haber hablado con más fuerza.

Connor frunció el ceño ante esa interrogante y dio una mirada rápida a la Réptel aún dormida en el árbol.

—Ya será decisión del consejo —respondió volviéndose hacia él y encogiéndose de hombros.

La respuesta le causó una gran inquietud, no solo por el temor a la seguridad de su amiga Reptiliana sino por la indiferencia en las palabras de su acompañante, pero de alguna manera lo entendía. Viendo las facciones toscas de su rostro y las múltiples cicatrices en su piel sabía que había tenido varias peleas, tal vez contra la especie de Thalía, quizá contra los Arañones o con alguna criatura horrible que hasta no había tenido la fortuna de conocer; sea lo que sea, este hombre había sufrido por bastante tiempo.

—Ya vuelve a dormir —dijo tras unos segundos, y se volvió a recostar de espaldas hacia Caleb.

Caleb se quedó allí en silencio, mirando el cuerpo de su compañero dormido por varios segundos, finalmente dio un suspiro y se echó, esperando que al cerrar los ojos no se enfrentara a otra pesadilla.

El fuerte y raro graznido de los pájaros lo sacaron de su sueño; aunque no era nada placentero, pero al menos no fue una horrenda pesadilla en la que Liza lo mataba de una forma horrible. Al abrir los ojos, lo primero que vio fue el rostro de Connor a unos centímetros del suyo. Su rostro mostraba una expresión de angustia y temor, algo raro en él, ya que siempre le pareció alguien un tanto estoico y temerario.

—Hay que salir de aquí —dijo.

—¿Qué sucede?

—No preguntes, chico —gruñó Connor jalando a Caleb y él terminó sobre sus pies—. Es tiempo de irnos.

Por mientras, los otros compañeros de Connor fueron a desencadenar a Thalía; nadie de allí tuvo la más mínima idea de lo que estaba por pasar. En cuanto estuvo suelta, Thalía abrió los ojos de golpe y se levantó de un salto, lanzando a uno de ellos por los aires y azotando a otro contra el suelo. Los otros se sobresaltaron hacia atrás, viendo como la enorme criatura usaba su tamaño y fuerza contra ellos en un intento de aplastarlos, al mismo tiempo que salían estruendosos rugidos de sus fauces.

Caleb sabía que solo se estaba defendiendo y que bajo esa actitud agresiva aún estaba la Thalía dulce y gentil que conoció en Camaria y que lo había salvado de esos mosquitos gigantes, pero a los ojos de camaradería de Connor, y el mismísimo Connor, ella era un monstruo que debían de matar. Tenía que hacer algo.

—¡Esperen! ¡Esperen! —gritó Caleb corriendo hacia Thalía mientras que el grupo de hombres la seguían atacando.

—¡No te metas en esto! –rugió uno.

El chico hizo caso omiso a las advertencias despectivas de sus compañeros y se acercó a Thalía. Ella lo notó y dejó de atacar, centrando su mirada en él dedicándole una expresión de alivio, pero frunciendo el ceño y gruñendo cada vez que veía a los otros humanos acercarse.

—Thalía —jadeó y ella lo miró fijamente—. Por favor no sigas atacando. Vas a empeorarlo todo.

Thalía luchó consigo misma para expresar las siguientes palabras, frunciendo ligeramente el ceño y sacudiendo su cabeza en señal de desconcierto.

—Pero... ¿no viste lo que hicieron conmigo? —chilló en señal de protesta.

El resto de los humanos quedaron totalmente sorprendidos al ver como Caleb calmaba a la mujer réptil con solo hablarle, aunque ellos ignoraban completamente que los rugidos de la enorme bestia escamosa eran palabras. Caleb los miró por un segundo, dio un suspiro y se volvió hacia su amiga para continuar la conversación.

LA TIERRA DE LOS RÉPTELSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora