El misterio de Anelise

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En la sala, puse la foto sobre una mesita y tomé una foto con mi celular al rostro de aquella muchacha.

—¿Qué vas a hacer? —Tiago seguía detrás de mí como solía hacerlo mi gata.

—Si es familiar de papá él debe saber quién es, le mandé la foto por mensaje. —Rogaba que supiera quién era, porque de otra manera, la siguiente persona a la cual preguntar sería a mi abuela. Ella conocía a todos. Si aquella chica no era un familiar, podría decirme quienes eran sus padres. Odiaba hablar con mi abuela, lo hacía solo cuando me obligaban, de verdad quería evitar esa llamada.

Como pasaron cinco minutos y mi padre no miraba el mensaje le tuve que llamar.

—Maya, estoy en consulta, ¿qué pasa, es urgente?

—Sí, más o menos, te mandé una foto. ¿Podrías decirme si reconoces a la chica? Necesito su nombre, es importante, tal vez es una prima lejana o algo así.

—Maya, estoy ocupado, muéstramela en la noche—intentó colgarme.

—No, papá por favor, te tomará diez segundos —le supliqué.

Accedió resoplando. Me colgó el teléfono y me llegó la confirmación de que había visto la foto.

Eran momentos muy tensos. Veía que escribía un mensaje. Rogaba que me diese un nombre, una identidad, un lugar donde buscar.

Papá: No es familiar mío.

Volví a frustrarme al leer el mensaje. Hasta que mandó otro.

Papá: Es Anelise.

Maya: Anelise? Quién es Anelise?

Le escribí.

Papá: La hermana de tu madre. En serio estoy ocupado. Hablamos luego.

¿Cómo sentirme? ¿Feliz por saber el nombre y la identidad de mi posible madre de Scielo1? ¿O enojada por la mentira de mi madre de Almarzanera?

Furia, eso fue lo primero que me invadió. ¿Por qué mi madre me había mentido? Jamás me había hablado de una hermana. Hasta donde sabía ella era hija única, que me hubiese mentido toda la vida, era porque algo raro había por detrás.

Volví a buscarla por toda la casa, ya no estaba en el jardín, esta vez la hallé en su habitación, frente a su espejo, se quitaba sus joyas y se preparaba para la cena.

—¡¿Por qué me mentiste?! —le reclamé en cuanto crucé su puerta.

—¡Maya! ¡¿Qué te pasa?! sabes que debes tocar antes de entrar.

—Eso ya no importa, acabas de mentirme con descaro en la cara. Me dijiste que no conocías a esa chica y resulta que es tu hermana.

—¿De dónde sacaste eso? —preguntó preocupada.

—Le pregunté a papá y él me dijo.

—Tu padre, contando lo que no debe —resopló y continuó con lo que hacía.

—No me ignores, ¿por qué me mentiste? ¿por qué nunca nos dijiste que tienes una hermana?

—¿Tienes una hermana? —Tiago apreció detrás de mí y preguntó desde la puerta.

—Sí, la chica de la foto, se llama Anelise y es la hermana de mamá.

— No es de tu incumbencia. Ya no tengo ninguna hermana, no hablo de ella ¿Por qué tanto interés en eso?

—Porque....—¿qué le iba a decir? —. ¿Por qué la necesidad de mentir sobre ella?

—Porque a veces es mejor enterrar cosas del pasado.

TransalternaWhere stories live. Discover now