CAPÍTULO 11

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La misma pesadilla se le presentaba todas las noches al heredero de slytherin y había recurrido a una poción para calmarlas pero empezaba a necesitarlas más y las dejó de lado para no generarse dependencia, no quería otro problema de los que ya tenía.

Faltaban tres días para que las clases volvieran a la normalidad pero para él no sería lo mismo, estaba muy acostumbrado a la presencia de Harry en la tarde y hasta a la de Theodore.

Sabía que sería como un golpe volver a verlo en las clases que compartían, le sería imposible no mirarlo en el gran comedor mientras hablaba con sus amigos y comía, pensaba en también encontrarselo en la sala de menesteres o el la torre de astronomía.

Podía evitar ir a esos dos lugares para darle su espacio pero lo que quería era lo contrario.

Los alumnos empezaron a llenar la sala común en menos de lo esperado,  regresaban con historias del lugar  a  donde habían viajado ese año y sobre los regalos que les habían dado, totalmente infantil a su manera de pensar. Se había acercado a Draco para saber como había estado Harry en las vacaciones pero no logro que le dijera, lo miraba enojado y hasta ese punto no tenía a Harry cerca para preguntarle.

Habría sido fácil preguntarle si fueran novios, el recuerdo de su estupidez regresó y le dolió un poco más que al principio.

Tenía ganas de llorar, el nudo en su garganta lo estaba casi obligando a qué soltara todo lo que había retenido esas dos semanas pues tenía la esperanza de que todo mejorara de regreso a clases.

Su imaginación le había dado demasiados episodios de como Harry llegaba hasta el y le decía que todo estaba bien pero era demasiado bueno como para que pasara ahí.

Un día antes de que iniciaran las clases de nuevo habría un baile de bienvenida por año nuevo, Harry había deseado ir con Tom como su pareja pero dada la situación en la que estaban invitó a alguien más.
De su mano iba la Ravenclaw Luna Loveggod una preciada amiga y confidente, no se quejaba estar con ella dado era agradable, siempre con sus hermosos pensamientos sobre la vida y conspiraciones sobre lo que pensaba en el momento. Muy espontánea como para hacerlo reír en un segundo.

— ¿Quieres beber hoy? – preguntó Ron acercándosele y ofreciéndole un vaso con wiskey de fuego.

—  Hoy quiero tocar fondo amigo – brindaron y lo tomaron, hicieron caras ante el sabor de la bebida ya que recién tocaba sus paladares.

Draco, Blaise, Hermione, Pansy, Ginny y los gemelos estaban a su alrededor tomando de igual forma mientras bailaban y se divertían. Pero Harry realmente estaba tocando fondo tal y como había querido, Ron ya le había dicho que parara pero se aferraba.

Se levantó para irse una vez que creyó que ya estaba pasado de copas. Sabía que cuando no estaba en sus cinco sentidos lo mejor era optar por lo más cercano a una habitación y eso era la sala de menesteres.

Tom no había asistido al evento no quería ver como su amado iba tomado de la mano de cualquier otra chica, leía orgullo y prejuicio de nuevo en el mismo lugar de siempre. La sala de menesteres y leí muy concentrado hasta que escuchó a la puerta abrirse y se paró rápidamente para enfrentarse a algún alumno y sacarlo a patadas de ahí después de obliviarlo aunque no sabía si sería  necesario dado a qué seguramente estaría borracho.

Tenía fruncido en seño pero lo relajó cuando vió a su Harry tambaleándose mientras se reía.

‹ Debe ser una broma ›

— ¡Tommy! – lo llamó corriendo hacia él y tirándose encima de él – eres tú.

Habían caído al piso por culpa del azabache, este le tocaba la cara por alguna razón y Tom solo se mantenía serio.
No sabía que estaba enamorado de un borracho, lo empujó para que se le quitara de encima y pudiera levantarse.

— Levantate – le ordenó mientras el hacía lo mismo – Harry.

— ¿Por qué pareces estar enojado? – dijo mientras se acomodaba los lentes – lo siento, es que así estás todo el tiempo.

Tom gruño ante la declaración del azabache, ya lo sabía no tenía por qué repetirselo

— Pero aún así eres tremendamente guapo.

El azabache rió y Tom lo cargo hasta la cama que pareció en la sala. Después de un rato donde Harry había dicho tantas estupideces y se había reído de ellas solo, parecía haberse quedado dormido.

Y Tom lo observaba de cerca, estaba acostado a su lado al menos aprovecharía tenerlo cerca mientras podía.

— ¿Tommy? – lo llamó mientras buscaba su rostro con su mano y lo empezaba a tocar con ella, Tom molesto por la acción y algo divertido le respondió con un sonidito – Te amo.

Tom sintió nuevamente el nudo en su garganta apretándolo de la misma forma que la ves anterior.

— No deberías decir eso – miro hacia arriba tratando de retener las lágrimas – estás borracho.

— Si, pero mañana estaré sobrio y todavía te amaré aunque parezca lo contrario.

Una risita salió del rizado ante la declaración de su chico, beso su frente con amor pero Harry se inclinó para besarlo en los labios y tardó un rato en hacerlo pero finalmente los besó, sus labios sabían a wiskey de fuego y estaban hinchados por el frío que estaba haciendo fuera, nunca había sentido tanto alivio al hacer una simple acción como esa, Harry los había sumergido en su propio mundo y el no podía estar más contento.

Harry lo estaba jalando de la camisa verde que este llevaba para que se le colocara encima pero Tom se retenía, quería hacerlo pero estaba borracho. No estaba en posición de decidir cuerdamente y si cedía ante su deseo al amanecer lo odiaría, si no es que recordaba lo que le había dicho.

Así que lo alejó suavemente de su agarre y detuvo el beso, el gryffindor gruño por la acción.

— Cierto es que tú no me amas – dijo dandose la vuelta y quedando a espaldas de de Tom.

Tom molesto ante el comentario lo jaló bruscamente hasta donde estaba antes el azabache y este riéndose lo miró.

— No vuelvas a decir algo así, oíste bien – ordenó con veneno en su tono, serio y se podría observar la poca -mucha frustración en su rostro.

— ¿O qué? – retó el azabache de forma ruda y atractiva para Tom.

Tenía sus ojos rojos que señalaban que había estado llorando, sus mejillas y labios estaban del mismo color. Su cabello más revuelto que de costumbre.
No negaría que tenía unas ganas tremendas de follarselo ahí mismo sin piedad pero no quería empeorar las cosas, así que lo empujó para que se acostara de nuevo.

Y se empezó a levantarse de la cama para que el chico no tuviera intención de hacer nada más pero el azabache lo regresó a dónde estaba y lo abrazó contra sí hundiendo su cabeza en su cuello.

Harry empezaba a estar un poco consiente después de un rato y al momento de oler la fragancia fina de su amado no pudo evitar caerse de sueño y dormirse abrazado de quien estaba enamorado.

I HATE.. 𝗟𝗢𝗩𝗘 YOUWhere stories live. Discover now