El Silencio Dijo Sí

69 8 56
                                    

Leo mira a Abril y le dice “te quiero”.

Abril mantiene el silencio. Sabe perfectamente lo que Leo dijo hace un momento.

Y sí, no hay silencio más doloroso que el que viene después de un te quiero.
Pero no hay te quiero más bonito que el silencio de una mirada sincera.

Él coge sus cosas y se va al trabajo. Hoy es uno de esos pocos días en los que los turnos de ambos no coinciden y se les hace bastante extraño lo de no ir de la mano por todas las calles que les permitan presumir su amor hasta llegar a las oficinas.

Ella, aún ensimismada en la puerta que se acaba de cerrar tras su novio, empieza a recoger la casa para intentar distraerse un poco y no sentirse sola, físicamente hablando.

Leo, ya en la calle y con una sonrisa triste en la cara, llama a Marco para saber cómo sigue su madre, quien sigue ingresada en el hospital. Su amigo le contesta unos tonos después y mantienen la conversación abierta hasta que Leo le avisa de que está delante de la puerta de su trabajo y le asegura que lo llamará de nuevo cuando acabe su turno. Marco, inconscientemente, le da las gracias unas doscientas veces en veinte minutos que han estado hablando.

En recepción se encuentra a Jesús y, como buen jefe, le apura para que empiece a trabajar cuanto antes, cosa que no tiene ganas de hacer, pero cree necesario.

Un par de plantas por encima está Eva compartiendo su sonrisa con otra chica que, hasta el momento, no conoce.

—Buenos días, Eva —deja un beso en la mejilla de su amiga y se fija, por primera vez y de cerca, en la otra persona —Hola.

—Hola… —la chica, que lleva un flequillo, para la opinión de Leo, demasiado bien peinado, se queda pensativa mientras lo saluda esbozando una tímida sonrisa.

—Ella es Julia. Viene a dejar un curriculum —informa Eva, más por romper un poco la tensión que por otra cosa.

—¿Julia?¿Julia Cepeda? —Leo frunce el ceño intentando encajar las piezas del puzzle que se acaba de formar en su cabeza.

—Sí, esa misma. ¿Tú eres? —le parece, cuanto menos, extraño que ese chico sepa su nombre.

—Ese flequillo y esos ojos son difíciles de olvidar. Soy Leo. Estudiamos juntos la carrera.

—¡Leo! Claro que me acuerdo de ti… —ambos se funden en un abrazo que en un primer momento es un tanto incómodo y pronto se vuelve melancólico.

—Bueno, yo me tengo que ir a trabajar. Si quieres, le pides a Leo que te enseñe todo esto, que él por librarse de trabajar hace lo que sea.

—Eva, eso no es así —rebate algo que sabe que es verdad.

—Vamos, Leito, que una época te dio por fumar solo para subir a la azotea y descansar diez minutos - Eva sigue su camino y Leo decide no rebatir porque diga lo que diga, va a quedar peor delante de su excompañera de estudios.

—Suena bien eso de la azotea. ¿Me llevas?

—Por supuesto, señorita —hace un gesto con el brazo indicando a Julia que pase primero y se ríe después de ella. Recuerda perfectamente esa risa. Siempre fue la más carismática e irónica de la clase.

Se ponen al día de la manera más sencilla. Julia le cuenta que su casa se ha convertido en una especie de estudio donde su padre compone y canta cuando sus hermanas no están gritándose la una a la otra y que ya no tiene nada que ver con aquel cálido hogar al que Leo iba a hacer trabajos en grupo o en pareja porque les parecía mucho más cómodo que la biblioteca. Su madre sigue siendo la misma que ofrecía merienda a los compañeros de colegio, instituto y carrera unas setenta u ochenta veces. Y ella todavía se considera una niña que aprende cada día y que odia que la intenten encajar en algún lugar a la fuerza.

Leo le cuenta lo que hizo los años en los que, en plena crisis existencial, se planteó más de una vez volver a estudiar otra carrera, que la voz ronca a la que Julia le pone malas caras es porque su cumpleaños fue hace bien poco y el karaoke no se había hecho muy amigo de sus cuerdas vocales, que ahora la felicidad le llega por donde menos se la espera y que Abril tiene mucho que ver con eso.

—¿Abril? —Julia ha reparado en ese nombre. Sobre todo por la imagen que cree recordar del chico que tiene delante.

—Mi novia.

—Vaya...así que el chico más codiciado de la universidad, el cual le tenía fobia al compromiso, tiene novia.

—Supongo que tiene que llegar la persona adecuada. Esa persona a la que echas de menos teniéndola delante. ¿Me entiendes? —vé como Julia asiente lentamente tratando de hilar toda la información —Me pongo intenso a veces, pero no sé explicarlo de otra manera.

—Esa persona que no fue ninguna de las que estuvimos detrás de ti durante media carrera, ¿no?

—Exactamente —le sonríe de medio lado como tantas veces hacía cuando su amiga llegaba apurada para pedir los apuntes del día anterior y él no se los podía dejar porque no había prestado atención en la mayor parte de la clase.

—Acabo de dar en la tecla.

—En el piano entero, Juls.

           - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

¡Buenos días!

Quién esté aquí desde la época de "El Silencio Dijo Sí", lo entenderá todo. Sí, Julia es nuestra Julita. Volvió a nuestras vidas y yo no puedo ser más feliz.
El título es por razones obvias.
Y el principio de este capítulo es exactamente el final del último de "El Silencio Dijo Sí" con los nombres cambiados.
Tomemos esto con un pequeño homenaje al pasado y a Julia, que me robó el corazón sin piedad.

Después de toda esta nostalgia, sólo me queda decirles que Juls nos acompañará una temporada, o dos, o tres, o siempre, no lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que si ha sobrevivido dos años dentro de mi cabecita, mis letras y mi corazón literario, lo seguirá haciendo.

Ah, otra cosita, si empiezan a especular (porque las veo venir) procuren ser amorosas. Recuerden que el poder para dramatizar lo tengo yo. Me acabo de sentir poderosisima. 😂😂😂 (En realidad me encanta que hagan teorías cuando ni siquiera yo sé a ciencia cierta qué va a pasar)

Bueno, que me voy a ver una obra de teatro con dos terremotos que me robaron el corazón casi como Julia. Aún así, las y los leo cuanto antes.

Que tengan un feliz domingo y una estupenda semana.
Gracias por estar.
Un millón de abrazos. 💜

LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora