Tequila

6 2 4
                                    

Los podridos no tardaron en apilarse sobre el cadáver del grupo de Fabián, Katia tampoco perdió tiempo y comenzó a dispararles con el arma de su compañero caído antes de que fueran por ella.

"Debe haber una forma de salir sin que me vean" Me dije mientras caminaba por el pasillo como si no fuera la gran cosa estar rodeado por zombies al mismo tiempo que me buscaban para eliminarme.

-Hay una salida por aquí cerca.- Una voz completamente desconocida me habló. Era un vagabundo, o al menos aparentaba serlo.- SI me disparas sabrán dónde estamos.- Se veía completamente tranquilo.

No dije nada, lo seguí.

-Te estarás preguntando por qué te estoy ayudando o si me matarás, así que te lo diré rápidamente antes de que cometas una estupidez, ni lo intentes.- Habló sin voltear a verme.- Gastarías munición en un viejo como yo, además, lo único que quiero es que cesen los disparos, irrumpieron en mi hogar y eso no me gusta para nada, prefiero que todo sea tranquilo.- Entramos a un cuarto, abrió un clóset: un agujero por el que podíamos entrar a gatas.- Enciende tu linterna y avanza, yo debo cerrar y poner algunas trampas.-

-¿Por qué estás tan seguro de que podemos confiar el uno al otro?- Mencioné mientras le apuntabas.

-Ya me habrías disparado al momento en que te mostré este agujero, o antes de esto.- Sonrió, me mostró una sonrisa impecable a pesar de su estado.- Así que, si quieres vivir, ve a gatas por ese hoyo. Prometo que te alcanzaré pronto.- Volvió a señalar el clóset.

Algo en mí me decía que no bajar la guardia en ningún momento, sin embargo decidí hacerle caso al vagabundo.  Me agaché y arrastré por el agujero, fue un camino algo largo hasta llegar a otra habitación. esta tenía la puerta completamente bloqueada y las ventanas obstruidas con madera, me pareció curioso, ya que nos encontrábamos algunos niveles por encima del suelo.

La oscuridad y el silencio reinaban sobre el lugar, decidío inspeccionar con mi linterna, estaba completamente impecable.

-No te quedes viendo mucho tiempo ese lugar, no es nuestro.- Comentó la voz del vagabundo, que se estaba arrastrando por el túnel seguramente.- O más bien, no es tuyo pero estoy dispuesto a compartir.- Comenzó a reírse.

Pensé en dispararle en cuanto asomara la cabeza, pero guardé mi arma.

Después de unos minutos salió como si nada y cerró de nuevo la entrada del agujero colocando un refrigerador delante.

-Dudo que alguien pueda empujar un refrigerador estando acostado.- Volteó a verme mientras le apuntaba con la linterna.- ¿No lo crees?-

-¿Cómo saldremos de este cuarto? Estamos completamente a oscuras y está bloqueado.- Comenté

-¿No pensaste en abrir la puerta?- Me miraba como si hablara con un tonto.

-Está bloqueada.- Él se rió.

-Supe que algo andaba mal contigo desde que no escuché que le disparaste a la jovencita que entró a matarte. Abre la puerta, no está bloqueada, sólo es para apantallar a los pendejos que se lleguen a meter aquí, gracias por demostrarme que sí funciona mi idea.- Sonrió nuevamente y caminó enfrente de mí como si nada. - ¿Nos vamos?- Abrió la puerta, de ese lado del pasillo no se escuchaba nada.

-¿Nos movimos a otros departamentos?- Pregunté.- Está más silencioso...-

-Así es muchacho, puedes llamarme Tequila si quieres. Escuché que te llamas Ernesto, mucho gusto.- Me extendió la mano una vez que estábamos en el pasillo.

Observé que su muñeca estaba completamente llena de mordeduras de infectados y podridos, eran mordidas cicatrizadas.

-¿Qué? ¿Te sorprende?  A mí no wey, me he metido tantas madres al cuerpo que seguramente esta enfermedad fue puteada antes de que pudieran infectarme.  Aunque es curioso, porque muchos de mis amigos también fueron mordidos y ellos sí se convirtieron.- Se rascó la cabeza.- Supongo que no se metían tanta madre.-

-Pensé que nadie era inmune a la enfermedad.- Había esperanza en poder retomar el control sobre la enfermedad en el mundo.

-Creo que si estás bien pendejo carnal.- Se frotó la cara con fastidio.- Creo que no lo entiendes, si hay algún científico vivo, lo más probable es que piense "es la vida de un vagabundo por el resto del mundo, lo voy a abrir, estudiarlo y hacer una cura que venderé por chingos de dinero. Y wey, a mí me vale verga el dinero, dime si te ha servido un billete de a mil en estos días.- Esperó por mi respuesta.

-No.-

-Sólo sirve para prender fuego a las fogatas o ahora sí te puedes limpiar el culo con billetes.- Comenzamos a bajar, un podrido subía tranquilamente, venía por mí a pesar de tener a Tequila a un lado. Él sólo lo acuchilló.- Normalmente no tendría que preocuparme si estos pendejos me ven, pero pues siendo que tú no pareces resistir la enfermedad, me encargaré de matarlos por ti.- 

-¿Hay más como tú?- No me di cuenta que ahora caminaba con él por un conjunto departamental como si no fuera la gran cosa.

-Había otra, esta chica no era una callejera como yo, ella trabajaba en un banco y no paraba de mencionar que alguien pronto la salvaría, estaba muy buena pero no por eso me iba a aprovechar.- Hizo una pausa.- En fin, la mordieron igual que  a mí, tampoco se transformó. Pero no pudo soportar tener que vivir conmigo.-- Abrió una puerta rápidamente.- Ahí está, mírala, se colgó porque dijo "no hay esperanza para que me encuentren y hagan una cura".- El cadáver se encontraba casi fresco, estaba ahorcada en un ventilador de techo.- Y mira que no es muy viejo el cadáver, quizá ver a otra persona con vida la habría hecho recapacitar.-

-¿No has pensado en hacerlo tú también?- Pregunté.- Estuviste mucho tiempo solo.-

-¿Y eso qué?- Me miró con desdén.- La ciudad me dejó por mi cuenta desde que me dejaron sin calzones y en la calle. Apenas se dignaban en verme para darme una moneda, wey, una moneda. Claro que a veces me la gastaba para la mona o el cristal, pero también uno come. Ojalá les hubiera valido verga en qué me gastaba los dos pesos que me daban.- Llegamos al piso base.- Total, que el mundo puede quedarse tal y como está en estos momentos Ernesto,.-abrió un costal que tenía amarrado a la cintura y sacó una botella de José Cuervo. Bebió como si fuera agua.- La gente ya era un montón de carne podrida antes de que de verdad se convirtieran en un montón de carne podrida.-

-¿Esto donde me deja?- Pregunté viendo hacia la salida.

-Pues con tantita suerte, estamos una calle adelante de donde se encuentra el metro, aunque está medio ojete por aquí, hay una banda que se dedica a matar a algunos supervivientes.- 

-¿Y qué opinas de la situación en estos momentos?- Tequila me había ofrecido un trago de la botella.

-Mira wey,  los vivos siguen siendo igual de ojetes que siempre, sólo que ahora muestran su cara porque ahora ya no hay nadie que los reprima. Los muertos siguen muertos y sólo te comen y ya. Se acabó, pero pues con los vivos...- Me hizo una señal de que saliera con él, señaló algunos cadáveres, entre podridos y personas colgados en los postes de luz.- Pues bueno, ahí la respuesta...- Inhaló un momento.- ¿Quieres que te acompañe hasta Cuauhtemoc? Dudo que quieras ir por ahí solo y pues no tengo nada mejor que hacer.-

A veces sólo falta un Tequila a nuestro lado.


Carne PodridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora