Escapando del amor [Terminada]

Capítulo 6

—¿Qué? —pregunta sorprendido, muy sorprendido.

Me rio un poco y después de un minuto riendo me tranquilizo.

—He aprendido una cosa de los libros y de las películas —explico—. Siempre que se le rechaza al chico él vuelve más insistente, hasta tal punto que se enamora de la chica.

—¿Qué? —repite.

—¿Has dicho que lo que sientes por mí es atracción sexual, verdad? —pregunto, él asiente—. Bien. ¿Y ahora cuando me has seguido ibas a insistir, verdad? —también asiente—. No quiero que haya nada más. Nos acostamos una vez y ya. Finito. Se acabó.

—¿Se acabó? —repite.

—Sí que estas lento para ser un súper dotado —me burlo.

—No es que sea lento Alison es que tú no tienes lógica.

—Ahí te equivocas mi querido Smith —imito a un famoso detective—. Ahora si tengo lógica. No quiero que pase algo más entre nosotros y tengo que reconocer que bueno... Hace mucho que no lo hago... —admito con vergüenza, él abre la boca y le interrumpo—. Asunto personal —aclaro—. Y bueno no me importaría... Pero si lo hacemos no se volvería a repetir, ni en un millón de años, ni en otra vida y antes tendría un contrato contigo de que no puedes despedirme después, al menos no sin una razón lógica y si no es así quiero una indemnización de un millón de libras.

Él me mira unos segundos y abre la boca varias veces, pero ningún sonido sale de ella, eso es nuevo. He dejado sin palabras a Ethan Smith. Debería decirlo a los periódicos.

Ethan me mira con el ceño fruncido y se dirige al vestidor para ponerse una camisa blanca limpia, cuando se la pone, me relajo visiblemente, me tenía nerviosa sin su camisa y enseñando los músculos. Le veo como se sienta en un sillón que está en la esquina de la habitación.

—¿Un millón de libras? —pregunta después de un rato.

Me rio y asiento.

—Por supuesto —digo con una sonrisa—. Soy una chica. Tengo mis necesidades.

—¿Estas bromeando verdad? —pregunta—. Lo de un millón de libras, lo de acostarnos una vez... Con todo. ¿Estás bromeando verdad?

—¿Te das cuenta de que ahora pareces la chica? —pregunto burlona, él gruñe como respuesta—. ¿Ethan tú estabas bromeado?

—No —niega seguro—. Pero yo no quiero eso.

—Oye si es por lo del millón de libras... Tú tienes más dinero, mucho más... Que tacaño... Te recuerdo que soy tu secretaria. Sé lo que gastas.

—¿Eso no debería saberlo mi contable? —pregunta irritado.

—Somos buenos amigos —contesto a la vez que miro un mechón de pelo distraída.

Oigo como se levanta bruscamente del sillón y se acerca a mí con pasos firmes. Me agarra de la cintura y me acerca aún más a él si eso es posible. Tengo que levantar la mirada para verle a los ojos. Hasta ahora no me había dado cuenta de que la diferencia de altura era tan evidente.

—¿Y qué pasa si quiero repetir?

—Te aguantas y vas a más citas.

—¿Y si tú eres la que quiere repetir? —pregunta arrogante.

—Busco a alguien.

—¿Y si dimites?

—Me quedo sin un millón de libras.