Capítulo 27 - Misión Uno

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—Esperen un momento —le dijo a los demás.

—¿Qué sucede ahora? —preguntó Marcell.

—Solo quería desearles buena suerte en su primera misión, estoy segura que lograrán completarla.

—Gracias por los ánimos, volveremos pronto —contestó Sebas en nombre de su equipo.

Dicho eso, todos subieron a su transporte, en el que iban Sebas, Milagros, José, Cecilia, Marcell y Alex, además de un piloto. El helicóptero despegó con dirección hacia la ciudad de Columbus. Minutos antes de llegar, desde las ventanas del helicóptero se podía observar cómo la ciudad estaba completamente devastada. Los supervivientes ya estaban acostumbrados a ver el paisaje de la ciudad en la que habían estado luchando por sobrevivir por cuatro semanas, pero no se imaginaban como podrían estar las otras ciudades por la infección, miraban la ciudad, cuando el piloto les dijo:

—Estamos en nuestro destino, procederé a descender.

—¿Estamos sobre la universidad? —preguntó José.

—Efectivamente, yo los esperaré en la azotea, traigan a los supervivientes y nos iremos.

—Pues suena más simple de lo que será —dijo Cecilia.

—Un momento. ¿No creen que alguien debería quedarse aquí con el piloto? —cuestionó Sebas.

Pasaron unos segundos, cuando Alex se dirigió a los demás y dijo:

—Parece que ustedes tienen más experiencia en matar que zombis que yo, por lo que creo que debería quedarme.

—Pues eso tiene sentido, yo ya he estado en otras misiones, y Sebas y el resto de su equipo estuvieron combatiendo zombis en el epicentro del virus y sobrevivieron —dijo Marcell, a lo que Sebas agregó:

—Está bien, creo que sí te deberías quedar, el resto bajaremos por los estudiantes.

—Bien, solo no tarden mucho —dijo Alex bromeando.

—No prometemos nada, pero intentaremos no tardar.

Sebas, Milagros, José, Cecilia y Marcell bajaron en busca de los estudiantes. En el camino Milagros preguntó susurrando:

—¿Saben en qué salón o en qué piso al menos están los estudiantes verdad?

—Yo tengo toda la información conmigo, este complejo está compuesto de seis pisos, y según mis datos ellos están en el nivel número cuatro, en el salón 52D —contestó Marcell.

—Ellos están en el cuarto piso y nosotros en el sexto, pues no estamos muy alejados que digamos —mencionó Sebas de manera sarcástica.

—Pues ya no perdamos más tiempo, vamos a rescatarlos —le dijo Milagros y comenzó a caminar más rápido.

Marcell la detuvo y dijo a los demás en general—: No vayamos muy apresurados, recuerda que podríamos causar algún ruido fuerte que atraería infectados hacia nosotros.

—Tienes razón, a paso ligero —dijo Sebas.

En el sexto piso no había ningún infectado. Había un ascensor, pero decidieron no usarlo porque haría mucho ruido, así que se fueron por las escaleras. En el quinto piso encontraron algunos zombis, pero para no llamar la atención de más de ellos, decidieron usar armas de mano para acabar con ellos. Bajaron al piso cuatro, lugar donde estaban los estudiantes, y ahí es donde vieron como el salón en donde estaban se encontraba al final del pasillo. La puerta estaba rodeada de infectados, entonces todos al ver la horda, se prepararon con sus armas de mano, se lanzaron contra ellos y empezaron a acabar uno por uno a los zombis. Cuando ya no quedó ninguno, Sebas llamó a la puerta y les dijo a los estudiantes:

—¿Ustedes de adentro pidieron la ayuda al número del CAB verdad? La ayuda ya está aquí, salgan para poder llevarlos a la zona segura.

Esperaron unos segundos y después salieron los estudiantes que eran dos varones y una mujer. Ya estando todos fuera, José dijo por el intercomunicador a Alex:

—Alex, ya tenemos a los estudiantes, ahora subimos.

—Bien, los esperamos aquí.

Marcell y Sebas iban detrás de los estudiantes, José, Milagros y Cecilia iban por delante. Sebas podía ver la cara de los estudiantes, estaban aterrados, y muy nerviosos, en su expresión era más que claro que el virus los tomó de sorpresa en su universidad, y no solo eso, sino que perdieron a más personas en el camino de querer sobrevivir, eso puso a pensar a Sebas, pensar que no siempre las cosas saldrían bien, y que tanto él como sus amigos no tenían compradas sus vidas. Nada les aseguraba que seguirían vivos de aquí a cinco minutos; mayormente se tomaba el apocalipsis con algo de relajo estando seguro de que podría proteger a quienes él consideraba su nueva familia, pero luego de ver esto, a los chicos asustados, empezó a tomar un poco más de conciencia de todo lo que ocurría a su alrededor. Mientras pensaba, en un ambiente por el momento pacífico, nadie se percató de lo que estaba a punto de ocurrir.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz