Niños y más niños

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¡Lamento la demora! Pero tuve muchos contratiempos, por mencionar el más relevante: la Uni. Tienen que saber que por más que yo quiera escribir, también tengo que pretender que estudio y eso xDD Gracias igual por la presión, son geniales... ¡así dan ganas de escribir! ;)

Y bueno, les voy avisando que después de contar y analizar un poco la historia, me he dado cuenta que estoy a unos cinco capítulos del final. ¡Wiii! Todos felices con eso ¿no? Ya vamos a empezar a despedir a estos personajes.

Y en otras noticias, tengo una página en FB (encuentren el link en mi perfil) para ir poniendo boludeces, vamos a ser honestos, y quizá alguna noticia relacionada con mis historias. Si me quieren seguir, bienvenidos sean. Nada más, buena lectura :D

Capítulo XXIV:

                                                    Niños y más niños

—¿Y bien?

Una vez que los “de tres a cinco minutos” hubieron pasado, le entregué la prueba a Cameron sabiendo que yo sería incapaz de disimular mi expresión una vez supiera el resultado. Y, vamos, el niño no necesitaba tener el trauma del rechazo desde tan corta edad. Cam frunció los labios al oírme, tratando y fallando en enmascarar una sonrisa de burla, les juro que de no haber estado tan nerviosa con todo lo habría golpeado; fuerte. ¿Cuál era su problema? ¿Se estaba riendo de mí? ¡Qué hombre! Burlándose de la futura madre de sus hijos, la cual tendría la custodia completa y total libertad para criarlos en la religión que quisiera. Yo que él tendría más cuidado.

—Hm…

Le hice un gesto con la mano para que se explicara mejor, es decir, yo no estaba del todo versada en el lenguaje de los “hm”. Sus ojos azules se demoraron un segundo más en la vara de plástico que sostenía y yo pude sentir cómo mi corazón se detenía a coger aire antes del siguiente latido. ¡Dios, qué dramática soy!

—¡Cristo, Cameron! Dime de una jodida vez.

—Supongo que de momento no tendremos que pensar nombres.

Enarqué una ceja al principio sin comprender lo que me estaba diciendo, pero cuando alzó la vista en mi dirección y volteó la vara hacia mí, las fichas del entendimiento cayeron finalmente en su sitio. «Negativo»

—Oh… —Extrañamente no sentí nada, ni alivio ni regocijo, sólo una tenue sensación de sosiego que se asentó en mi alborotado estómago.

—Pareces algo desanimada. —¿Lo hacía? No es como si en realidad hubiese querido tener un bebé, admitámoslo, pero una vez que comencé a hacerme a la idea no me sonó tan descabellado. ¿Sería eso? ¿Había estado barajando la posibilidad de ser madre con cierto anhelo? ¿O sólo era la idea de ver a Cam como padre lo que había vuelto atractiva toda la empresa del bebé?—. ¿Blue?

Solté un breve suspiro entre dientes, antes de apartar los ojos del negativo y devolverle el escrutinio.

—Estoy bien, es mejor así ¿no?

—Habrá tiempo para esto, Marín. —Forcé una sonrisa sacudiendo la cabeza, pues por más que quise soltar un comentario ácido, las palabras no acudieron a mi boca. Cam se aproximó para tirar de mí en su dirección y tuve que permitirle el abrazo, aun cuando yo no quería un abrazo. No había motivos para sentir absolutamente nada por alguien que ni siquiera existió, al menos no más allá que en mi cabeza. Y seamos sinceros, no más que por escasos cuarenta y tantos minutos—. Llegará cuando tenga que llegar…

—No. —Me empujé lo suficiente como para enfrentar su mirada—. Es mejor que no llegue nunca. —Él frunció el ceño, pero se limitó a meter mi cabeza debajo de su barbilla como si repentinamente no quisiera mirarme—. ¿Te enfadaste?

Lo que aprendí de Cameron Brüner. (Bitácora 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora