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SERKAN

Después de bajar todas las cosas en nuestra nueva casa, las chicas ayudaron a Eda a desempacar. Aunque nosotros también ayudamos.
Ferit y Ceren tenían que irse porque iban a cenar con la mamá de Ferit así que quedamos solo nosotros cuatro.

Veía a Eda y Piril hablando y riendo mientras colocaban los libros en la nueva biblioteca. Ellas dos se habían hecho aun más cercanas ahora que ambas estaban embarazadas, y tenían un lindo hábito de ponerse la mano en el vientre de la otra. Era tierno verlas.

Recuerdo cuando compré la casa, en realidad la había comprado antes inclusive de que Eda viviera conmigo en el departamento pero no fue hasta hace dos semanas atrás, unos días después de contarle a mi madre y a Ayfer toda la verdad, que fui a ver a mi mamá y a contarle que quería esa casa para Eda y para mi. La llevé, le conté cada detalle que recordaba que Eda me había dicho de como quería la casa y mi mamá respeto mucho eso, inclusive estuvo de acuerdo con lo que Eda había descrito en ese entonces.
Ella se encargo de comprar todo, era la mezcla perfecta entre Eda y yo pero tenia algo especial y es que al igual que mi esposa, esta casa era calida eso me gusto.

—Es la mejor vista que vi nunca— me devolvió a la realidad el comentario de mi amigo que miraba absorto a su esposa y a la mía. Me hizo sonreír.

—Es cierto— le dije ansiando ver el vientre de Eda creciendo como el de mi amiga.

—Te lo aseguro hermano, nuestros hijos van a ser tan unidos como tú y yo. Aunque espero que tu hijo saque el carácter de su madre— dijo riendo y contagiandome.

—¿Ya saben el sexo?— le pregunte a Engin.

—Todavia no, no se deja ver muy bien. Pero yo creo que es una niña o tal vez es solo la idea de tener a una pequeña pelirroja— me dijo sonriendo.

—Pues yo no estaría en contra de tener una mini Eda— le dije con una sonrisa estampada en mi cara que no se iba desde hace mucho tiempo.

—Te volvería loco— me dijo haciéndome reir.

—Igual que su madre— le dije.

—¿Puedes creerlo? Pensar que hace un año atrás yo estaba soltero y tu con Selin... y ahora hasta parece un sueño— me dijo mirando embelesado a Piril.

—Si, yo ni siquiera quería casarme. Y aquí estoy casado, y por ser padre— le digo mirando a Eda.

—Ellas son todo Serkan— me dijo serio.

—Lo son Engin— le di la razón, porque era la pura verdad. Esas dos mujeres eran todo para nosotros, las únicas que nos aguantaban, las únicas que nos entendían, las que nos amaban y aceptaban así como nosotros a ellas.

—Creo que nosotras ya tenemos hambre— dijo Eda mientras Piril asentía.

—¿Que hacemos? Cocinamos algo o pedimos comida— dice Engin.

Nuestros amigos se quedaron a cenar y después se fueron dejándonos solos, ordenamos algunas cosas más y después nos fuimos a la cama.

A la siguiente semana invitamos a Ayfer y a la mi madre a comer, para que vieran la casa. Aunque mi madre ya lo había hecho, las dos se veían mucho más cómodas y contentas ahora. Claro que también vino Seyfi que se ofreció a ayudarnos, y aunque al principio Eda dijo que ella podía sola termino dando el brazo a torcer cuando le dije que la casa era demasiado grande como para que ella ande haciendo esfuerzos.

𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓸𝓵𝓿𝓲𝓭𝓪𝓻𝓽𝓮Where stories live. Discover now