—Lo esperable, ya sabes: Qué intenciones tengo contigo, qué trabajo te hago realizar...

—¿Y qué le respondiste? —eso sí me interesaba saber.

—Pues la verdad. Que te estoy entrenando como mi esclava sexual.

Le di un golpe por su respuesta, me miraba de reojo y me sonreía de esa forma cínica y encantadora de siempre.

—Si le habrías dicho eso yo habría recogido tus restos de la calle. Mi padre es de mente abierta, pero no para tanto.

—Supongo que le di las respuestas correctas porque me hizo un hot cake. Eso sí, estaba muy enojado contigo por haberme hecho dormir en el sillón, me dijo que luego hablarían seriamente.

—Ajá... —le volqué los ojos—. Con la mudanza prometo comprar una cama más grande, donde entres y podrás quedarte a dormir cuando quieras, siempre y cuando le pidas permiso a mi papá antes.

—Eso no va a pasar.

—Cobarde.

—Se llama sobrevivencia. Respeto a tu padre y lo que su autoridad representa. Prefiero que tú te quedes en mi casa.

Con Ian, el viaje se me hizo corto. Ya estaba más tranquila por lo que había descubierto de mi madre y por mi gata. Demasiadas cosas me sucedían de pronto y era imposible que los eventos de ambas vidas no se entrometieran al mismo tiempo en mi cabeza. Demasiadas cosas, demasiadas preguntas. Para tener todo más claro, saqué mi cuaderno y comencé a anotar lo que debía hablar con Solange. Cuando empecé a escribir lo referente a mi hermano, llamé la atención de Ian, que miraba por la ventana.

—Ian, ¿sabes por qué Tiago pude ver a los entes? ¿Estás seguro que no es portal?

—No puedo darte una respuesta —respondió con inseguridad—. No tiene la estela de un portal. Así que dudo que tenga dos vidas, a menos que...—Se calló un momento y luego lo disimuló—. Hay gente bastante más perceptiva en lo que se refiere a los multiversos. La gente como tú y yo podemos viajar de una dimensión a otra. Otras personas pueden abrir una entrada al espacio entre dimensiones, donde están los entes.

—¿De qué formas?

—Ah....—exclamó y se la pensó un poco antes de responder—. ¿Bujería? ¿Magia? nadie del proyecto está complemente seguro, no tienen una explicación factible, pero enfurecen si les hablas de algo paranormal. Para mi padre todo debe tener una justificación científica.

—¿Y para ti?

—Yo creo que a veces, solo hay cosas que no podemos explicar. —Encogió los hombros—. Tal vez Tiago solo absorbió tu habilidad para ver entes en el útero —agregó y no pude distinguir si era broma o lo pensaba en serio.

***

Pensé mucho antes de animarme a ir hacia la oficina de Solange. Estrujaba nerviosa el cuaderno entre mis manos.

—¿Qué pasa?—preguntó Ian al notar que no me animaba a tocar la puerta.

—Es que... Solange me odia, va a enojarse si le vuelvo a preguntar cosas.

—Solange no te odia—bufó—. Bueno... no te odia solo a ti, odia a todos por igual. Dile lo que averiguaste de tu madre y seguro mandará a alguien a reunir información.

Él terminó empujándome hacia la entrada y tocó la puerta por mí. Estas se abrieron de manera automática. Solange estaba al teléfono e ignoró nuestra presencia. Cuando colgó se me quedó mirando, esperando que le dijera para qué iba ahí.

Casi tartamudeando le expliqué lo de mi madre, la secta en la que estaba su familia y lo poco de información que había recabado. Lo ocurrido en Almarzanera preferí no decirlo. No había acordado con Ian qué cosas contar y qué no.

TransalternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora