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JiSung corría con todas sus fuerzas mientras soltaba un par de lágrimas y las limpiaba al instante. No podía permitirse llorar. Era triste el hecho de saber que posiblemente moriría sin haber sido amado de vuelta por esa persona especial que siempre estuvo con él. Se escuchará un poco idiota, pero una vida sin MinHo, no tenía sentido alguno. Por ahora, debía ser fuerte.
Pasó desapercibido y vio a tres guardias en la puerta cuidando únicamente a YongBok. Incrédulos. Tres simples guardias no eran nada para él. O eso le gustaba pensar para no salir corriendo del sitio como el cobarde que en esos momentos se negaba a ser. Sacó una pequeña navaja que tenía en el bolsillo y pensó en qué hacer. Sí, por primera vez en su vida, estaba analizando una situación a profundidad para que YongBok saliera con vida y quién sabe, capaz él también. Dejó de pensar y simplemente se abalanzó hacia uno de los guardias y encajó la navaja en uno de los ojos, haciendo que chocara contra sus compañeros y cayeran al piso cual efecto dominó. Entonces, en un rápido movimiento, le quitó las llaves y las lanzó dentro de la celda. Por su parte, Felix, quién escuchaba todo, no perdió el tiempo y decidió abrir la puerta. Sorprendido de que Han estuviera esquivando las puñaladas de las espadas con el cuerpo casi en coma del hombre al que apuñaló con su pequeña navaja, procedió a ayudarlo con rapidez. Entre los dos, lograron tumbar a los dos guardias restantes y sonrieron en cuanto vieron que no se levantaban más.
—¡Han, eres increíble! ¿Pero qué haces aquí? Es muy peligroso... ¡¿Sabes lo que acabas de hacer?! —Cuando JiSung estaba por articular una palabra, ambos jóvenes miraron hacia en estómago de Han. Había sido atravesado por una espada. Se trataba del guardia ahora tuerto. En un impulso de ira, Felix se abalanzó sobre él y lo golpeó hasta asegurarse de que no se volviera a levantar.
—YongBok... YongBok... Duele... —Decía Han, mientras lágrimas resbalaban por sus mejillas.
—¡Han! No, Hannie. No te preocupes, estarás bien, muy bien... ¿Sí? —Sonreía mientras limpiaba las lágrimas de Han y trataba de limpiar las propias. Esto no podía estar pasando. De todos, ¿Por qué tenía que ser él?
—¡Han!
Escucharon unos gritos, YongBok ni siquiera sé atrevió a mirarlo. Ya sabía de quién se trataba.
—MinHo, yo... —Dijo, entre llantos y sólo pudo sentir un dolor cuando su mayor lo había empujado y alejado de Han.
—¿Hannie? Soy yo, MinHo Hyung... ¿Cómo te sientes, porqueño? —Preguntó, sintiendo cómo lágrimas caían al piso.
—¿Hyung? —Han sonrió —. Oye, oye... ¿Sabías que eres una persona muy importante?
—Shh, no digas nada... ¿Sí? Por favor. Saldrás de ésta. Han... ¡Han, no puedes! No puedes dejarme... —Gritaba Lee entre sollozos.
—Está bien, Hyung. No llores...
Han comenzaba a ponerse blanco. Estaba perdiendo mucha sangre, no lo iba a lograr.
—¡ChangBin! ¡Por favor! ¡¿No puedes transformarlo en vampiro?! ¡Evita que muera, por favor! —Felix se arrodilla ante Seo, rogando por la vida del contrario. Entonces, ChangBin no sabe qué hacer.
—¿Puedes? ¡¿Puedes salvarlo?! ¡Hazlo, por favor! No te conozco para nada, Seo. ¡Pero te lo suplico, tienes que salvar a Han!
—Yongbok, yo... Puede terminar muy mal... Si lo consigue, él no volverá a ser el mismo. No podrá salir como cualquier persona-
—¡Salvalo! —Grita Lee. Seo mira a Han preguntando por su permiso y cuando JiSung asiente, procede a levantar una de las espadas de los guardias y corta su mano, saliendo así, sangre.
—Lo siento mucho, Han JiSung. Espero que lo logres... Y si no, fue un gran placer haberte conocido. Suerte en tu próxima vida.
MinHo toma la mano de JiSung entre las suyas y le susurra al oído “Estoy enamorado de ti, por favor. Quédate conmigo”. Han abre los ojos y sonríe articulando un “También yo”. Entonces, cierta los ojos de a poco y espera a que Seo haga su trabajo.
ChangBin procede a darle de beber la sangre suficiente a Han, entonces, todos pueden ver cómo la herida mortal se va cerrando. Sus corazones laten con fuerza y sonríen, incluso JiSung. Todos sonríen, menos ChangBin.
De pronto, escuchan un terrible grito de parte de JiSung, lágrimas corren y en sus ojos pueden ver el dolor que siente. Comienza a retorcerse en el piso y lo único que pueden escuchar son sus huesos, destruyéndose de a poco. Seo se da la vuelta.
—¿Han? ¿Qué pasa? ¡¿Qué pasa?! —Exclama Lee, sintiendo cómo su mano es apretada con fuerza por la del menor.
JiSung comenzaba a cristalizarse, y entonces, se rompe.
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