25

9.2K 521 361
                                    

—Ya weon, a la cuenta de tres te empujo —le dijo la Paz al Seba.

—¿Y si me saco la conchetumare? —se rio.

—Dale, si no pasa nada —le sonreí.

—¿Si se queda viuda después? —me miró, o eso creo porque tiene esos lentes grandes que por fuera se ven muchos colores.

—Ay, tonto —le di un beso casto en los labios.

Sonrió.

—Pero el que no arriesga no gana dicen por ahí así que.. —se impulsó con esos bastoncitos y se fue echó a la chucha—¡Conchetumare!

—Se va a caer —dijo la Paz.

—No, no lo hará —me cruce de brazos.

—Diez lucas —alzó sus cejas.

—Diez lucas —cerramos el trato y justo cuando íbamos a estrechar manos el Seba se sacó la chucha.

—Te lo dije —me pasó la tabla esa para tirarse igual por la nieve y me senté en esta, la Paz me dio un empujón para que la tabla avanzara.

El viento helado recorrió mi cuerpo aunque parezco michelin con toda la ropa que ando, llegue a donde el Seba que sigue tirado en la nieve y le subí los lentes, sus ojos se conectaron con los míos y nos sonreímos.

—¿Estoy en el cielo o porque veo un ángel?

Me ruborice y lo ayude a sentarse, le limpie la espalda para que no le quedar nieve y nos quedamos mirando.

—¿Estas bien? ¿No te pegaste en ningún lado? —lo mire con preocupación.

Negó.

—Tiene la nariz rojita —sus ojitos se achinaron—Tome.

Sacó de su bolsillo una bandana negra, la tome y cuando la desdoblé se cayeron dos masticables, uno de cereza y uno de plátano..

—¿Se acuerda que el día que nos conocimos le di esos mismos dulces? —se acercó un poco más a mi.

—Si, como olvidarlo —bese la comisura de sus labios.

—Y con los mismos dulces quiero preguntarle una cosita.

—¿Que cosita? —me reí.

—Reina, ¿Usted aceptaría ser mi polola?

Ay, ¡ay conchetumare!

Me tape la cara por la emoción y comencé a llorar como una cabra chica cuando no la quieren llevar a los juegos.

—No, pero mi reina —me abrazo—No llore po —sobo mi espalda.

—Si uste no se siente preparada o no quiere me dice nomas, no quería apresurarme tanto pero no me aguante, lo siento —beso mi mejilla.

Negué.

—No es eso —me limpie las lágrimas—Es que me emocione —toque sus mejillas que están medias rojas por el frío.

Pasó sus pulgares por mis mejillas para limpiar mis lágrimas y le sonreí.

—Y si quiero ser tú polola, sería la más weona del mundo si te dijera que no —solloce.

—Entonces, con esto siempre nos tendremos cerca el uno del otro —sacó una cadenita con la inicial S y me la extendió.

—¿Para mi?

—No, para la mina que está atrás tuyo.

Y como soy weona mire para atrás, el Seba se cago se la risa de mi.

—Obvio que es pa usted po reina de mi corazón.

—¿Me la colocas?

Se atoró con la saliva y comenzó a toser, tuvo que levantar los brazos para dejar de hacerlo.

—Dios castiga pero no a palos —negué y le di la espalda para que pudiera colocar el collar.

—Pido perdon —besó mi oreja.

Corrió mi cabello para poder tener una mejor vista de la cadena, pasó sus manos heladas por mi cuello, me dio escalofríos, colocó la cadenita y la mire, atrás tiene grabado algo, dice Para la reina de mi corazón <3

Yo no te tengo nada, puta la wea —hice un puchero.

Beso mi puchero y tomó mis manos—. No importa, si mira —se bajo un poco el cierre de la chaqueta y me mostró la cadena con la que lo conocí, pero ahora esta tiene colgando mi inicial.

—Si con que me dé su amor yo soy el mino más feliz del mundo po reina —me mordió el labio inferior.

—No quiero que esto se termine nunca.

—Eso solo depende de nosotros dos, y si no lo queremos así, eso no va a suceder —sonrió.

Lástima que no fue así, Seba.

Me gusta ese flaite po   Where stories live. Discover now