capitulo 24

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Capitulo 24
Maratón 3|3

-¿Y tu padre?
-Tom.
-¿Tienes hermanos o hermanas?
-No.
-¿Dónde están ahora tus padres?
-Murieron.

Durante un momento James pensó que quizá sería mejor olvidar esa conversación, pero decidió continuar. Algo le indicaba que _______ necesitaba hablar.

-Lo siento. ¿Cuándo murieron?

_______ tenía un nudo en la garganta y no pudo decir una palabra más. Era ridículo y ella lo sabía. Sus padres habían fallecido años atrás. Ella ya debería aceptarlo con tranquilidad. ¿Qué le pasaba?

Odiaba pensar en eso, odiaba revivir aquellos días. Era como mirar dentro de una cueva y sentir que salía un aire frío y peligroso.

-Yo era una chiquilla -logró decir por fin-. Tenía cinco años.
-Cinco años.

James sentía el dolor que _______ experimentaba y de pronto vio a aquella chiquilla de cinco años, sola con su agonía, asustada, encogida en la oscuridad, con los ojos abiertos por el terror, y la abrazó como si de alguna manera pudiera quitarle el pesar a la pequeña de entonces.

-Lo siento -murmuró y por impulso se inclinó para darle un beso en la cabeza y ocultar el rostro en su pelo.

_______ cerró los párpados con fuerza para impedir que brotaran las lágrimas. No, se dijo con fiereza. No lloraría. Era demasiado vieja, eso había sucedido mucho tiempo atrás y ella debía soportarlo como adulta que era. Pero había algo en el consuelo que James le brindaba que le hacía difícil dominarse. Deseó tumbarse contra él y dejar que la acariciara y le enjugara las lágrimas con besos. Pero no podía permitírselo. Logró olvidar el dolor y dominar la tentación de regalarse con el consuelo que él le ofrecía.

Alejarse del abrazo de James no fue fácil, pero lo hizo.

-Tengo muchas cosas que hacer -murmuró sin mirarlo-. Voy a ver qué tengo para el desayuno.

James la vio salir con el ceño fruncido. Nunca había conocido a una mujer que le tuviera tanto miedo al placer. Eso lo hizo meditar y preguntarse si el placer para él se había convertido en algo demasiado vulgar. Deseaba dárselo a _______ en ese momento, pero ella se rehusaba. Quizá _______ tuviera razón.

La siguió a la cocina donde le propuso algo.

-Yo prepararé el desayuno mientras tú ordenas la sala.

Ella se lo agradeció y James no tardó en tener dos platos llenos de tortitas humeantes, bañadas con mantequilla y miel calentada.

-Eres muy hábil en la cocina.
-Lo soy, puedes preguntárselo a cualquiera.

Estuvieron riendo y bromeando durante todo el desayuno así que cuando las niñas comenzaron a lloriquear, se acercaron a ellas con el rostro sonriente.

-Hola, niñas bonitas -las saludó James y levantó a Danni para dársela a _______ antes de levantar a Donna-. ¿Cómo estáis?

Las dos rieron al oír su voz. _______ seguía sin comprender por qué les agradaba tanto.

-Debe ser tu colonia -le dijo-. O alguna vibración mística que emites.
-Es mi personalidad encantadora, _______. Acéptalo, soy un gran tipo.

Jugaron un rato con las niñas y luego se sentaron para observarlas.

-¿No te parece que están más espabiladas que el viernes? -le preguntó _______ a James-. ¿Ves cómo miran a su alrededor? No lo hacían al principio.

James estuvo de acuerdo, pero se guardó el resto de su opinión. Conocían los antecedentes de Janine y no podía descartar la posibilidad de que esas criaturas fueran hijas de una madre dependiente de las drogas y que un pediatra tendría que examinarlas pronto. Pero no quería decírselo a _______. No tenía sentido preocuparla.

Salió para ir a su apartamento para cambiarse de ropa y ver si tenía recados en el contestador. Como siempre, la lucecita parpadeaba. Activó la cinta y oyó la voz de su amigo Mitck quejándose porque James no había acudido a la cita para jugar al tenis con él. Luego oyó la voz de Chenille utilizando su voz de niña pequeña para preguntarle a qué hora la iba a llamar. 

Finalmente, oyó la voz de Jerry, desde la comisaría.

-Oye, Maslow, es posible que quieras venir. Tengo algunos datos más acerca del sinvergüenza que te interesaba. Ven si sigues interesado. Y sí, estoy en la oficina en domingo. Tus impuestos están trabajando.

El sinvergüenza del cual hablaba tenía que ser Adam. James consultó su reloj, eran casi las doce. Si se daba prisa podría pescar a Jerry antes de que éste saliera a comer.

Fue al apartamento de _______ para hacérselo saber.

-Es posible que el contacto que tengo en el departamento de policía tenga información para mí -le dijo-. Supongo que debo ir a ver si esa información nos puede ser útil.
-¿Han encontrado a Janine?
-No lo sé. Iré a averiguarlo y volveré en cuanto pueda -le acarició la mejilla y le hizo un guiño-. Te veré pronto -volvió a salir.

_______ vio que la puerta se cerraba y el corazón se le subió a la garganta. Algo iba a suceder, lo presentía. Deseó que no fuera nada terrible, pero su experiencia en la vida la había acostumbrado a esperar lo peor.

Sin darse cuenta volvió a sonreír cuando se volvió hacia las criaturas. No podía evitarlo. Ellas llenaban algo en ella, algo que no había necesitado antes. Se sentó en el suelo y cantó quedo con un sonajero en la mano y viendo las reacciones diferentes de cada pequeña.
Donna que era franca y siempre estaba dispuesta a cualquier cosa, agarró el sonajero decidida. Danni era más cautelosa. Deseaba esperar y ver antes de comprometerse. Las dos sois los ojos azules y unos mechones de pelo castaño, pero Danni tenía un rizo pequeño en la coronilla, justo donde Donna tenía una pequeña calva.

-Las dos sois adorables -suspiró mientras jugaba con ellas-. Ojalá pudiera quedarme con vosotras.

A _______ comenzó a latirle aceleradamente el corazón. Había dicho las palabras en voz alta y al hacerlo había comprendido que llevaba tiempo pensando en ello. Deseaba a esas niñas, pero eran de otra persona. ¿Cómo había permitido que la situación la atrapara de aquella manera?

Su corazón se llenaba de ilusiones nuevas, ilusiones que no se atrevía a pensar. Quizá pudiera seguir siendo parte de la vida de las niñas. Cuando Janine volviera y viera lo bien que ella y James habían cuidado a sus hijas, quizá...

¿Qué? ¿Les entregaría a sus hijas? Vamos, _______, se amonestó. Debía enfrentarse con la realidad. Nadie entregaba a sus hijos con tanta facilidad.

Por supuesto que no, pero quizá ella pudiera ayudar a Janine con un poco de dinero y quizá Janine y ella serían amigas. Y si Janine necesitaba alojamiento, podría quedarse en su casa, aunque fuera temporalmente, hasta que pudiera ganarse la vida. Quizá, quizá, quizá.

Hizo un movimiento negativo con la cabeza. Era necesario que dejara de soñar despierta. Tenía que ser realista.

Con firmeza se dijo que todo marchaba bien. Ella mostraría madurez. Las niñas se irían cuando tuvieran que irse. Sería difícil, pero posible. Sin embargo y mientras tanto, las disfrutaría lo más posible.

-Sí, encantos -les ronroneó-. Sí, pequeñas.

El timbre de la puerta interrumpió el juego. 

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un regalo en mi puerta(james) CompletaWhere stories live. Discover now