El paseo de Lyah

10 3 0
                                    


Había una vez una rubita que le encanta salir a pasear por el bosque. Y un día camina que te camina se encontró con un gato, pero no uno  cualquiera, sino que era el mismísimo "Gato con botas".
- Hola rubita ¿qué hace una niña tan linda sola por este bosque?
- Nada, me gusta pasear y disfrutar de la naturaleza.
- Ah, bueno, ten cuidado, el bosque puede ser peligro.

La niña notó que el gato buscaba algo por todas partes.
- Señor gato..
- ¿Si?
- ¿Está usted buscando algo?
- Si, es mi bota…. ¿Ves?- le dijo enseñándole la pata que no llevaba una bota alta como la otra- la he perdido y llevo rato buscándola.
- Yo lo ayudaré a buscarlo.
- No te preocupes, sigue disfrutando de tu paseo.
- Oh no,  yo lo ayudaré, así hago una buena obra de paso.
- Jajajaja, buena idea.

La niña se puso a buscar junto con el gato con botas y mientras lo hacía escuchó un piar. Al seguir el sonido, encontró un patico piando.
- Cuac, cuac, cuac.
- ¿Un patico? Que…… lindo. - El patito la miró triste y movió la cola, pues de lindo no tenía nada.
¿Por qué estás aquí tan solito y triste?
- Es que soy tan feo que nadie me quiere- Huuuuuu-. Lloraba el patico feo.
- Oh, no te preocupes, te ayudaremos.
- ¿Ah si?- decía el gato algo dudoso.
- Vamos señor gato, acompáñeme a llevar a este pobre patico al estanque, seguro le encontraremos una familia entre tantas aves que nadan allí.

La niña cargó al patico y se lo llevó al estante. Enseguida pudo ver un hermoso cisne con sus crias nadando plácidamente.
- No, no me acerques a ellos, son tan hermosos, seguro me odiarán como todos los demás. – decía asustado el patico mientras intentaba escaparse de las manos de la niña-
- Tranquilo amigo, nosotros estamos aquí para apoyarte.

En eso soltó al patico al agua, y las crías del hermoso cisne se le acercaron. El patico feo metió la cabeza en el agua por miedo, pero en eso vinieron los demás y jugando, metieron sus cabezas en el agua también, moviendo sus colas todos para arriba.

Algo interesante debajo del agua pasó, que el patico feo sacó su cabeza feliz de la vida y comenzó a jugar con los demás paticos, que además lucían como él.

Entonces la mamá cisne los llamó, y todos nadaron rápidamente hacia ella, menos el patico feo que comenzó a nadar tristemente pensando que no lo querían. Luego, la mamá cisne se acercó y poniéndolo en su regazo la acarició, haciendo al pobre animalito, muy feliz.
- Que hermosa escena, no voy a llorar, nadie puede hacerme llorar, jjjjjjjjj- decía el gato conmovido. .—ah, mira…. Mi bota.

La bota del gato estaba toda enfangada a la orilla del río, él la tomó, la lavó y la puso a secar. Y mientras lo hacía conversó con la rubita un rato.
- Querías solo dar un paseo y has hecho mucho más que eso- le dijo el gato.
- Sí, es cierto. Pero dime ¿Cómo te llamas? Sí, porque te he dicho señor gato, pero no sé cuál es tu nombre.
- Gato
- Así y ya…. ¿Gato?
- Si, así y ya. …. Me dicen el gato con botas, bueno, por las botas.
- Bueno, gato con botas, tengo que irme que mi madre se preocupará.
- Adiós querida niña, me has enseñado una lección.
- ¿Ah sí? ¿Cuál?
- Siempre hay tiempo para ayudar a los demás.
- Jajajaja, solo te ayudé a encontrar unas botas….
- Y a un infeliz a encontrar una familia.
- Buenooooo. Adiós señor gato. Fue un placer conocerle.
- Adiós querida niña.

Y diciendo esto, ambos cogieron caminos diferentes, la niña regresó a su casa, donde ayudó a su madre a hornearle unos pastelitos a su abuelita.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 13, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Cuentos de mamáWhere stories live. Discover now