Todo estará bien, todo está bien, me repetía constantemente para auto convencerme, a pesar que no hacia ningún cambio. Espero que Jason llegue pronto.

—Todo está bien, no desesperes. Todo está bien.

Nuevamente la sensación que me causaron Kira y sus hermanos apareció en mi cuerpo, un crujido cercano me hizo mirar en dirección hacia uno de los árboles. Detrás de este apareció una cabellera castaña y ojos verdes.

El otro hermano de Kira.

—¿Necesitas ayuda?

Abrí mucho los ojos. —¿Qué estas haciendo aquí?

—Tomando un atajo a casa— sonrió levemente —. ¿Y tú?

Alejarme de la sensación que me provoca tú presencia y la de tus hermanos.

—Vine a pensar— solté simplemente.

¿Por qué no luce extrañado de verme con sangre en las manos?, ¿acaso en natural para el ver personas ensangrentadas o algo parecido?

—¿Estás herida?, ¿puedo ayudarte en algo? — para darme una extraña sensación, es bastante atento.

—Eh...no, estoy de maravilla.

—Pues no lo parece, rubita— apunto a mi camisa—. Alguien podría pensar que eres una asesina serial.

Estoy segura que muchas en Appleby se lo creerían.

—¿Y tú no lo crees?, me estás viendo con sangre en las manos.

—No soy de juzgar por las primeras impresiones, y tampoco por los rumores de pueblo— se encogió de hombros, su respuesta me hizo reír levemente.

—Eres de los pocos en el mundo— solté y a pesar de que mi sensación me advertía algo, decidí ignorarlo.

—¿Eso quiere decir que puedo subir a ayudarte?

—Si, eso creo.

Una ligera sonrisa se volvió a aparecer en sus labios y se acercó a la escalera. Mientras esperada comencé a pensar en una buena explicación para la sangre, pues no podía decirle la verdad de lo que había pasado aquí.

Vamos, Hallie, piensa.

—Linda casa del árbol— comentó una vez que estuvo arriba.

—Gracias, mi padre la construyo para mí y mis hermanos hace tiempo.

—Nunca había estado en una— su mirada se enfocó en mí —. Ahora, cuéntame que paso.

—Bueno... creo que algunos chicos encontraron oportuno jugarme una broma — espero que esto sea creíble —. Dejaron un globo lleno de sangre en la entrada de la casa y cuando fui a tomarlo me explotó encima.

—¿Por qué te harían esa clase de broma?, suena bastante tonto.

—Digamos que, para algunos chicos de Appleby, mi fama les hace gracias.

—¿Tu fama?

Suspiré, aquí va la mentira. —Padezco de esquizofrenia, así que soy la rara psicótica del pueblo.

El castaño me observó detenidamente, pero algo en su mirada me llamo la atención. No lucia ni asustado ni perturbado por lo que acababa de decirle, de hecho, pareciera que le hubiera dicho lo más estúpido del mundo.

—Debe ser difícil para ti— su voz salió suave pero masculina, mi estomago se encogió. —. Imagino que no debe ser fácil ver... alucinaciones.

—Hay personas en peor situación que yo— solté, él me dedico una mirada curiosa —. Mi condición no es tan grave, en retrospectiva, la esquizofrenia paranoide muchas veces es confundida con la paranoia.

Lazos Perversos [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora