Lugares distintos

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Regresan a casa, Souichi está más que feliz porque su hermana ha decidido quedarse con ellos, está feliz porque es lo que quiere.

Cuando su hermana hace tiempo le dijo de sorpresa que quería ir a un internado se sintió devastado no solo porque no se lo comunico hasta que su padre estaba ahí sino porque tenía miedo de que se alejara tanto, era su muy querida hermana y desde que su madre murió hizo el esfuerzo de cuidarlos. El mundo nunca le pareció tan horrible como después de ese suceso, lo miraba con repulsión y estaba seguro de que si se lo permitía ese mundo terminaría arrebatándole todo lo que amaba, ya lo había hecho una vez y nada lo detenía de hacerlo de nuevo.

Le parecía que el mundo era demasiado aterrador y tan cruel y se negaba a permitir que este mundo lastimará y le quitará a más gente de su lado.

Cuando se dio cuenta que no podía evitarlo se le rompió el corazón, primero fue Tomoe y después Kanako quienes se alejaban de sus brazos y por decisión propia. Los había visto crecer y ahora se alejaban de él, no podía entenderlo, no quería pero no podía frenarlo.

Ahora Kanako se quedaría y eso lo hacía inmensamente feliz.

Estaban en casa, Souichi comenzó a buscar las llaves de la casa por alguna razón, no las encuentra aunque busca por toda la casa, no tiene ni una razón para quererlas hace tiempo que no las necesita, la casa se abre sola como si les diera la bienvenida pero es esto mismo lo que lo incomoda. ¿Han tenido la puerta abierta todo este tiempo? Eso es increíblemente descuidado, no tiene sentido alguno.

Además, entre más lo piensa más está seguro de que las había visto en algún lugar.

¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde? Se pregunta una y otra vez lo mismo

"Las tenía cuando..." Pensó esto mientras se miraba la mano.

—Senpai

Souichi giro a verlo, estaba ahí tan feliz y sacudiendo las llaves en sus manos

—Eso...

— ¿Buscabas esto Senpai?

— ¿Cómo sabias?

Souichi tomó las llaves algo confundido

—Gracias ¿dónde estaban?

—Solo las encontré Senpai— le dio la espalda y entro por una puerta que Souichi estaba seguro de no haber visto antes pero no lo sigue.

Quería leer, estaba leyendo y se levantó un segundo al regresar el libro ya no estaba en su sitio, unos minutos pasaron y Morinaga volvió de la nada con el libro en las manos, repitieron la misma conversación de antes hasta que Souichi lo vio irse

—Espera

Tetsuhiro se detiene sin dar vuelta

— ¿Tú lo tomaste?

—No senpai, solo lo encontré

—Estoy seguro de que lo deje en la cama, donde apareció

—Solo apareció senpai

Se detuvo a pensar un segundo, miro la espalda de Morinaga que por alguna razón se quedó ahí muy quieto

— ¿Lo tenías en la mano verdad?

— ¿En mi mano Senpai?

— ¿Sí?

—Estaba en mi mano aunque no lo tomé

—Ya veo, gracias

Dicho esto Tetsuhiro siguió su camino, entrando de nuevo por una puerta desconocida para Souichi.

Paso muchas veces más esos días pero ninguna de las siguientes hizo preguntas al respecto, estaba confirmando lo que pensaba, las cosas desaparecían y solo Morinaga podía encontrarlas, antes de preguntarle se pudo sentir realmente inútil por no encontrar las cosas pero después fue claro que solo no podía controlarlo más.

Tetsuhiro era el único que podía encontrarlas, no, más bien aparecían ante él y mecánicamente se las entregaba a Souichi, usaban la misma conversación una y otra vez.

Souichi se dio cuenta entonces de que estaba perdiendo el control de este mundo por algún motivo que todavía no entendía, así que para poder mantener ese control Morinaga se había convertido en su ancla para proporcionarle aquellas cosas que quería y que antes se creaban solo con que las pensará.

¿Por qué? Dejo de repetir dicho proceso porque lo había estado haciendo para comprobar, y le estaba pareciendo sumamente desagradable ver a Morinaga llegar con lo que buscaba como si se tratará de algún robot.

Morinaga entraba en esa puerta y no salía a menos que Souichi lo pensará, era como si se apagará cuando no era necesitado o simplemente desapareciera. Pero no era el único.

Entonces Souichi paso largas horas solo pero ciertamente no sea sentían tan largas aunque si se sentía terriblemente solo.

Sabía que Tetsuhiro no iba al trabajo y lo veía aún feliz pero no se atrevía a abrir aquella puerta. Tampoco quería pensar en ello porque todas sus fuerzas ya se estaban desgastando en mantener todo como estaba y sí pensaba en ello era casi seguro que algo pasaría después.

Estaba tremendamente asustado pero la ilusión lo adormecía y una falsa felicidad le era regalada, la verdad no importa si es falsa o verdadera casi nadie puede rechazar una pizca de felicidad.

Así que aunque tenía miedo y empezaba a de verdad inquietarse se negó a pensar demasiado.

Se supone que en este lugar no se siente miedo, no hay dolor ni dudas, todo es tan perfecto como puede ser, pero Souichi todavía no tenía ese mundo a su disposición, tenía apenas un pedazo. Porque Souichi no estaba muerto, no estaba vivo, había dejado ambas cosas para después mientras dormía sin conciencia alguna en la cama de un hospital.

Todos lo sabían menos él, que recordaba el mundo que veía como el único con sentido que había conocido.

Todos sabían.

También lo sabía el dueño de aquella mano que se posaba con suavidad sobre la suya y que era una de las voces de sus sueños, y que era incluso mientras dormía quien lo salvaba hasta de las cosas más pequeñas.

Mínima concienciaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin