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Lee Minho, la persona más molesta del Instituto, por alguna razón cada día molestaba a alguien diferente.

Un día comenzó a molestarme, pensé que al día siguiente se iba a buscar a otra persona diferente a la cual molestar, pero estuve muy equivocado.

Tal vez era porque fui el único quien se enfrentó a él. Pasé de él el día en el que comenzó a molestarme, pero hizo todo lo posible por captar mi atención, cuando me cansé de sentirle como si fuera una pesada mosca revoloteando cerca de mi oído le dejé varias cosas en claro.

-Han Jisung, mi querido amigo, ¿qué tal la mañana?- pasó un brazo por mis hombros y le aparté parando mis pasos y fijando mi vista en la suya.

Él estaba sonriendo, mi reacción le hizo gracia.

-Mal desde que has llegado- dije y este me sonrió mientras soltaba una pequeña risa.

-Tan cariñoso como siempre, te molestaré después, ahora tengo que ir a clase, mocoso- dijo pasando por mi lado chocando su hombro contra el mío.

Pasé de aquella acción y seguí el camino a mi aula, que casualmente era la misma que aquel odioso chico.

Lee Minho no era el típico chico que pasaba de las clases, a pesar de parecer que aquello le daba completamente igual no era así.

En medio de una clase la profesora me mandó a por unas fotocopias. Bajé y una vez recogidas subí de nuevo al tercer piso, donde se encontraba mi aula.

Antes de llegar a mi aula me tropecé, no sé muy bien con que, pero me caí al suelo y las fotocopias quedaron esparcidas por el suelo.

-Vaya suerte la mía- recogí las fotocopias e intenté levantarme, apoyé la espalda en una pared que había cerca al no poder levantarme.

Perfecto, me había torcido el tobillo.

Estábamos a primera hora, iba a pasar un buen rato hasta que alguien pasara por el pasillo o se acordara de que el alumno a quien la profesora envió a por unas fotocopias estaba tardando en regresar. Aunque, ¿quién aparte de la profesora tendría ganas de recibir otra fotocopia?

Exacto, nadie.

Apoyé mi cabeza en la pared y suspiré.

-Empiezo bien la semana, Lunes y ya me he torcido el tobillo a primera hora- me reí por lo estúpida que sonaba la situación.

-¿Has decidido quedarte a vivir en el pasillo?- miré en su dirección encontrándome con la persona que menos quería ver en aquel momento.

Lee Minho se encontraba viéndome algo confundido.

-Muy gracioso- apoyé mis manos en la pared e intenté levantarme, como era de esperarse aquella vez tampoco lo logré.

Me senté de nuevo en el suelo y puse una de mis manos en mi tobillo adolorido mientras hacía una mueca.

Lee Minho me ayudó a levantarme, acción que me sorprendió pero no rechacé. Necesitaba ayuda para llegar a la enfermería, no podría ir yo solo sin caerme cada vez que intentara levantarme.

El comportamiento de aquel chico era incomprensible.

Hizo que pasara mi brazo por sus hombros y después me llevó en modo princesa, o en este caso en modo príncipe. Lo más extraño de aquella situación era que me sentía cómodo a su lado.

Desde luego aquel día estaba siendo demasiado extraño.

Una vez en la enfermería él se fue con las fotocopias en sus manos.

Por mi parte, la enfermera dijo que regresaría enseguida, claro que el significado de "enseguida" podría ser muy diferente para mí.

Me dejó esperando en la camilla por dos horas. Alguien entró a la enfermería, era la hora del recreo, suponía que la enfermera se había acordado de mí.

No fue así.

Lee Minho se sentó en una silla a mi lado, apoyó sus codos en la camilla y su barbilla en sus manos mientras me miraba con su característica sonrisa.

-¿Y bien?, ¿aún no te han atendido?- me preguntó y desvié la mirada.

-Llevo aquí dos horas- dije algo frustrado.

-Bien- dijo y se fue.

Lo que decía, aquel chico era incomprensible.

Me sorprendió cuando unos pocos minutos después regresó a la enfermería junto a la enfermera que se había olvidado de mi persona.

No mucho después salí de la enfermería con el pie izquierdo vendado y con unas muletas. Tendría que utilizarlas por una semana.

Lee Minho no se había apartado de mi lado hasta que fue la hora de regresar a casa.

Aquel día sin duda había sido muy extraño.

𝘠𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘥𝘪𝘧𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵Where stories live. Discover now