Dieciocho: Azul

274 18 10
                                    

N/A: Este es un pareja que nadie esperaba, pero me pareció muy adorable. 

Hace unos días.

—Sigo sin entender por que no puedo ir contigo. —Se cruzó de brazos.

—Amor, tienes trabajo. No puedes faltar dos meses, debes encaminar a esos chicos por un buen camino. —La abrazó de la cintura y le dio besos en su barbilla.

—Pero no estarás aquí en nuestro aniversario. —Hizo un puchero.

—Te lo compensare —Se colocó de frente—. Después de que presente mi ultima pieza de arte, tendré vacaciones, así que seré toda tuya. —Sonrieron.

—Esta bien, pero te extrañaré mucho. No creo poder mover un musculo sin ti. —Miró sus brillantes ojos verdes.

—Prométeme que no te la pasaras en cama todo el día y aprovecharas mi ausencia para hacer todos los arreglos que querías hacerle a nuestro estudio. —La condicionó. 

—Lo prometo. —Se besaron.

En la actualidad.

—Camila, por dios. —Su amiga rodó los ojos—. Elisa se fue hace solo una semana y no haz dejado de comer helado, ver novelas dramáticas y estar en tu cama todo el día. —Habló Dinah cruzada de brazos.

—No lo entenderías —Lloriqueó—. Tu esposa no se fue por dos meses dejándote sola en su aniversario de seis años. —Sonó lo más dramática posible.

—Ahora realmente suenas como una protagonista de telenovela. —Volvió a sentarse en el sofá resignada. 

Elisa era una pintora profesional, y en los últimos años le estaba yendo mejor que nunca, cada año tenia que realizar viajes para exponer y vender sus obras, y aunque Camila siempre la acompañaba, esta vez fue diferente. Ella sabía que intervenía mucho en el empleo de su esposa, porque gracias a los viajes había faltado a trabajar un par de veces, así que la universidad para la que trabajaba estaba empezado a plantearse contratar a alguien más para reemplazarla. Esa vez se decidió que no faltaría a trabajar al menos en un par de meses, y aunque esa parecía ser la mejor opción, a Camila le entristecía alejarse de su esposa.

Del otro lado del mundo, en ese momento, Elisa se encontraba haciendo negocios para vender sus pinturas. Ella tenía un talento único, basaba sus obras en su abstracto modo de ver la vida y ponía marcas del amor que le tenía a Camila. Ambas eran únicas y con grandes pasiones, por eso, cada vez que se separaban era difícil para las dos. Para acortar la distancia, hablaban por teléfono la mayoría de los días, y se enviaban textos siempre que podían.

Elisa guardó su móvil para encaminarse a su trabajo, mientras que a su esposa le tuvieron que arrebatar el teléfono para que por fin saliera de la cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Elisa guardó su móvil para encaminarse a su trabajo, mientras que a su esposa le tuvieron que arrebatar el teléfono para que por fin saliera de la cama. El día transcurrió con lentitud, ambas se concentraron en hacer sus respectivos deberes hasta la tarde-noche. Cuando las dos se encontraban más desocupadas, comenzaron una llamada por Skype.

One-shots of Elisa GalinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora