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Scarlett Jhonson
En estos últimos días los síntomas del maldito embarazo se han vuelto mucho más molestos y dolorosos.
Los síntomas son más molestos por las mañanas al levantarme, ya el resto del día disminuyen, sólo un poco. Y empeoran con la comida y con Jack cerca de mí.
Y Jack...
Jack pues...
Él parece no importarle mi estado de salud y la verdad no me parece extraño, ni me interesa que se preocupe por mí.
Jack catarea de la risa cuando vomito o me mareo, se ríe de mí todo el tiempo. En todo momento, busca el modo de molestarme y hacerme enfadar, se la pasa riéndose de mis desgracias o cuando hago algo mal.
Y también se la pasa hablando solo, susurrando cosas que no entiendo y se ríe solo, no sé qué le causa tanta gracia. Esto lo hace con el afán de fastidiarme.
Se comporta peor que un maldito niño de 10 años. Aunque la verdad prefiero tener conmigo a un Laughing Jack infantil y fastidioso, que a uno agresivo y oscuro como acostumbra ser la mayoría del tiempo conmigo.
Por las noches me lleva a la fuerza de cacería con él, me siento más mal al ver cómo extrae los órganos de forma inhumana a tantos niños inocentes. Por más que me niego a hacer lo mismo que él, terminó haciéndolo por medio de amenazas de parte de Laughing.
Yo no quiero ser una asesina, no me gusta, esto no me gustará jamás. Nunca me acostumbraré a eso.
El otro día me comentó que otra noche que salgamos de cacería, le gustaría que tengamos sexo en plena escena del crimen. Negué con terror y asco por su petición, pero aunque yo no quiera de todos formas él me obligará.
«Que asco».
Una noche que salí afuera de la carpa a tomar aire fresco y a pasear un rato por la feria, en el oscuro bosque ví algo aterrador... Bueno, no lo ví bien. Era un ser muy alto, mucho más alto que Jack, ese ser no tenía rostro y vestía traje.
También he visto a unos tipos raros, enmascarados y armados en el bosque.
Uno de ellos tenía puesto un pasamontañas con una carita triste pintada de color rojo. El otro llevaba una máscara blanca con rasgos femeninos y el último traía gafas, capucha y llevaba puesto un extraño bozal.
El último sujeto llamó mucho mi atención porque su cuerpo se sacudía de forma anormal. Pero no me asustaba, más bien, me parecía extraño.
Siempre me observan muy fijamente poniéndome nerviosa e incómoda. Un día quise acercarme a ellos para preguntarles quiénes eran y qué hacían por aquí merodeando, o tal vez pedirles ayuda, pero salieron corriendo y no los volví a ver.
No he querido decirle nada a Jack porque lo más probable es que no me crea y se burle en mi cara como siempre acostumbra. También no le he comentado nada a Jack porque tengo la vaga esperanza de que esos extraños hombres me ayuden a salir de aquí.
