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Scarlett Jhonson
Llegué a casa justo a tiempo para comer e irme, no sin antes despedirme de mi madre. Me preguntó cómo me había ído con Peter, pero preferí no contarle lo ocurrido y le mentí.
Pero en el camino recordé lo que Peter me dijo;
“Siento que ese payaso te conoce y te vigila”.
Esas palabras resonaron en mi mente.
¿De dónde saca Peter que ese payaso me conoce y me vigila?
Es mejor no volver hablar con Peter. Si yo estoy loca, Peter lo está más.
Llegué a mi lugar de trabajo, me vestí con mi uniforme y me puse hacer lo mío. Parece que hoy también será un día atareado, pero me sirve para distraerme y no pensar tanto en ese tétrico payaso y en Peter.
🍭🍬
En la hora de la salida fuí a quitarme mi uniforme y me vestí con mi ropa normal de esta mañana.
Ya íba a retirarme a mi casa, pero sentí necesidad de ir al baño y fuí. Al llegar al baño noté que no había nadie, mejor para mí y me dispuse a hacer mis necesidades.
Cuando acabé, salí y me miré en el espejo y noté que tengo grandes ojeras. Me siento como si estuviera en mis días.
Lavé mis manos y saqué de mi bolsa un labial rojo para remarcar mis labios. Guardé mi labial y peiné mi cabello con una trenza.
Justo cuando íba a salir, la puerta se cerró de un fuerte portazo asustándome, y la luz de los focos del baño comenzaron a parpadear. Intenté abrir la puerta, pero esta nunca cedió.
—Mierda, ¿Y ahora qué pasa?—Mascullé asustada y después me quedé a oscuras en el baño.
Ahora sí comienzo a asustarme más.
—¿Hola? ¡Ábranme, por favor! ¡Me he quedado encerrada!—Seguí tirando con fuerza de la puerta, pero nunca conseguí abrirla.
—Tan hermosa, delicada y débil, Scarlett.—Susurró una voz ronca y grave.
Me giré asustada, pero está tan oscuro que no veo al dueño de esa voz.
—¿Quién está ahí?—Pregunté temerosa.
—¿No te acuerdas de mí, dulzura?—Reconozco esa voz...—¿Tan pronto me has olvidado?—
Otra vez los focos comenzaron a parpadear, y en cada parpadeo ví a ese payaso acercarse a mí con una sonrisa tenebrosa.
—¡AYÚDA, POR FAVOR! ¡ÁBRANME!—Grité aterrada mientras golpeaba con desesperación la puerta.
Callé de inmediato cuando lo escuché reírse a mis espaldas.
