[✉️] Capítulo 3

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—Hasta mañana, Ann —se despidieron Juls y Cam, que me acompañaron al edificio de foráneos.

Mawar aún no llegaba porque estaba trabajando —eso explicaba porque todo estaba en silencio y apagado—, entonces pasé directo a mi habitación y me tiré a la cama. No quería hacer nada, y ya había estudiado demasiado con mis amigos.

Me quedé pensando en todo lo que habíamos platicado y me entró la curiosidad, ¿qué pasaría si descargo Tinder de aquí? Había usado una que otra aplicación de citas en México y habían sido todo un fracaso, incluso pensé en descargar una de extranjeros, pero me dio miedo para ser verdad. Entonces descargué la aplicación más famosa de citas y empecé a crear mi perfil.

Pedía al menos tres fotos y que escribiera algo en mi perfil, algo así como una bio de Instagram o descripción de X. Entonces escogí mis mejores fotos, en las que había salido a una fiesta o quizá me había arreglado mejor de lo que suelo hacerlo, y para mi resumen escribí «Chica mexicana, estudiante de ingeniería ambiental dispuesta a conocer a un chico serio pero divertido» y le di aceptar.

Luego me pidió que eligiera mis gustos, algún rango de edad y me llevó al inicio, por fin. Me aparecieron varios chicos en su mayoría guapos, de todo tipo de físico: güeros, morenos, fornidos, delgados, labios grandes, ojos claros y yo tenía la posibilidad de elegir a quien darle match para empezar a conversar y sonaba algo tan fácil desde un principio, pero demasiado para ser verdad.

Y en parte me alegraba porque si alguien me gustaba muchísimo podía sacarle plática por mensaje sin problemas ya que en persona no puedo ni decir una oración sin hacerme quedar mal de alguna forma posible.

Hice match con algunos de ellos, pero escuché que llegó Maw y aventé el celular debajo de mi almohada. Justo a tiempo, tocó la puerta y la abrió, haciéndome saber que llegó.

—Hola, Ann. ¿Ya cenaste?

—No, aún tengo hambre.

—Bueno, traje fideos instantáneos y onigiris, por si cambias de opinión. —Cerró la puerta.

Busqué mi celular y ya aparecían unas notificaciones de personas que habían dado like a mi perfil y de otras que me habían enviado mensaje. Qué rápido, pensé.

El primer mensaje que me apareció en mi bandeja de entrada fue de un chico que estaba posando sin camiseta en su foto de perfil, lo abrí y solo me había puesto "hola", respondí de vuelta sin dudar y me fui al siguiente chat, él si se había esmerado diciendo que le había gustado mi perfil, que parecía una chica interesante bla bla bla entonces le dije que él también parecía un chico agradable, pero ¿cómo iba a estar hablando con dos o más personas? Bueno, igual y me concentraba en uno por uno porque tenía muchos candidatos en tan poco tiempo.

Cuando pensé que nada iba a salir mal y que podía encontrar a mi próxima pareja en esa aplicación, los mensajes del primer chico se tornaron algo «calientes» en todo el sentido de la palabra. Después de su mensaje de «jugamos a algo *emojis de diablos*» me envió una foto de su pene antes de que pudiera responderle algo. La foto me tomó por sorpresa que no pude evitar gritar escandalosamente, llamando la atención de Mawar.

—¿Hay un insecto en tu habitación? —dijo esta, entrando sin preguntar. Me había quedado sin palabras, estaba tan asustada que parecía que había visto un espectro o algo así, sin embargo ella no tardó en ver que mi celular estaba tirado en el suelo, aun con la pantalla desbloqueada—. ¿Te dan miedo los pitos? —Suspiró—. Retiro lo dicho, creo que no estás lista para las relaciones, querida Ann.

—Es una app de citas, obvio que todos están desesperados —argumenté, con fin de defenderme.

Mawar solo se rio y salió de la habitación, ella claramente tenía más experiencia que yo, y solo pude llegar a la conclusión que «los hombres son iguales sin importar el país o la edad» pues si me decepcionó muy rápido. Luego no le di importancia y fui a la cocina a cenar lo que mi roomie había traído de su trabajo.

El chico de las cartasWhere stories live. Discover now