El día que Nate Collins conoció a Julien Garnier

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—Bueno. —Abby caminó hacia el reproductor y detuvo la canción, sus hijos y esposo reclamaron un poco, pero callaron al notar que mamá iba a decir unas palabras—. Niños, Nate, hoy tenemos planeada una visita familiar, así que les pido que vayan a ducharse y cambiarse, nos reencontraremos aquí en cuarenta y tres minutos. ¡Rápido! ¡Rápido! —Los alentó a apresurarse—. ¡Voy a revisar sus orejas, así que las limpian bien! —advirtió cuando sus hijos subían las escaleras.

—¿A mí también me vas a revisar? —preguntó Nate acercándose lentamente a su amada Chispita, la tomó de la cintura, provocando en ella una risilla al pegar su rostro a su cuello. Abby se rio y puso sus manos sobre la nuca de su esposo.

—Sí, así que ve a cambiarte de una vez. Eres un promotor del caos —respondió, él le dio un beso en la mejilla, cerca de su boca—. ¿Qué rayos hacía twerkeando junto a nuestros bebés?

—No es mi culpa, yo no elegí ser latino, solo tuve suerte —habló alejándose, casi ofendido por tal pregunta. Nate era una persona que siempre estaba pendiente de las cosas que la gente escribía, o decía en internet. Así que, de vez en cuando, iba por la vida repitiendo memes que le causaban risa. Incluso si aquello había sucedido diez años atrás.

—¡¡Deja de repetir eso!! —Abby se echó a reír y lo empujó—. ¡Ve a ver si James necesita ayuda! ¡Qué tonto eres!

Nate se alejó bajando la cabeza, como un pequeño regañado, pero luego volvió a verla para guiñarle el ojo.

Abby le sonrió y negó con la cabeza.

Él jamás iba a cambiar, y Abby amaba que fuese así.

La primera en estar lista fue Sky, que no tenía problema en tomar lo primero que encontrara en su armario, incluso si eso implicaba llevar un hermoso vestido amarillo que su tía Bianca le había regalado, lentes de sol con pequeños unicornios en el borde, y unas zapatillas converse negras de toda la vida.

Ella estaba en busca de su estilo, y Abby decidió apoyarla.

—¿Cómo me veo? —preguntó la niña, quitándose los lentes para observar mejor a su madre.

—Preciosa, como siempre, mi amor —le contestó.

Sky, satisfecha con su respuesta, porque sabía que estaba en lo correcto, se sentó a esperar a los otros dos.

No tardaron mucho, además lograron llegar antes de los cuarenta y tres minutos impuestos por Abby.

Así que emprendieron su camino al auto que los llevaría a su próximo destino: La casa de Bianca.

Bianca le comentó a Abby que tendría que trabajar al día siguiente, por lo tanto, no podría asistir a la fiesta de cumpleaños de Sky.

«No te preocupes, Bianca. Si un Rizzo no va a la fiesta, la fiesta irá a la Rizzo», contestó su hermana mayor.

La familia Collins viajaba mucho, por ese motivo, no había podido visitar el nuevo apartamento de Bianca, ella estaba emocionada y nerviosa.

No cualquier día su hermana mayor conocería en persona a su casi novio.

Bianca limpió todo al menos dos veces, ordenó la mesa tres horas antes, caminaba de un lado a otro sin saber qué más hacer.

Agradecía que Nick estuviese ahí para acompañarla.

—Verás que todo saldrá bien —prometió el castaño, acarició un poco su cabello con una sonrisa.

—Eso espero, sabes lo nerviosa que me pone enseñarle cosas a mi familia, mucho más si es Abby —expresó Bianca.

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⏰ Last updated: Apr 27, 2021 ⏰

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Crónicas de CountervilleWhere stories live. Discover now