Capítulo 45: Soy Peyton Leticia Price

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Hace años, hubo una imagen que se grabó a fuego en mi memoria. Durante la fiesta por el cumpleaños 17 de las gemelas, uno de los híbridos de Cedric secuestró a Abby mientras ella guardaba a Thor, el perro de Kendall, en la casa. Aún con el esfuerzo de todos, ninguno logró dar con el paradero de Abby. Tyler estaba destruido, no sólo por la incertidumbre de no saber dónde estaba su esposa, como por saber que la torturaban —por los estragos físicos que le producían a él—, y no poder hacer nada al respecto. Luego, como por arte de magia, Cedric decidió devolver a Abby. Claro, no sin antes hacernos mirar cómo se desangra a sobre el césped sin poder hacer nada para ayudarla.

En su momento, ni siquiera podía imaginar todo el sufrimiento que debía sentir mi primo mientras veía como la vida de su esposa se le escapaba por los dedos. Lo que siento ahora mismo, estoy segura de que se asemeja bastante a lo que Tyler sintió en ese momento.

Josh está tirado en el suelo junto a Saint y puedo ver sus heridas defensivas en sus brazos. Desde aquí puedo oler la sangre que brota de sus heridas y los latidos de su corazón apenas y son perceptibles. Está muriendo.

Escucho voces, pero todas están lejanas. Me siento dentro de una piscina y el resto del mundo ha desaparecido y solo estamos Saint, Josh y yo. No sé cuánto tiempo ha pasado hasta que mis piernas parecen responder a las señales que emite mi cerebro y corro a la puerta, necesito estar con Josh. Necesito salvarlo.

Un par de brazos me impiden abrir la puerta e intento liberarme pero no lo consigo. Thor ladra con fuerza y gruñe, queriendo salir de la casa.

—¡Suéltame, maldición! —gruño, pero Colin no cede—. Es... Es Josh, demonios. Es mi Josh.

—Relájate, lo resolveremos.

—¡¿Resolver que?! Si fuese Scarlett quien esta ahí, estarías destruyendo esta casa para estar con ella. Para salvarla.

Mantengo la vista en Josh, mientras siento mis ojos llenarse de lágrimas por la impotencia de no poder ayudarlo.

—P, mírame —me dice Tyler tomando mi rostro entre sus manos—. Vamos a salvar a Josh, te lo prometo, pero necesito que te quedes aquí. No puedo protegerlos a todos si estas allá con él.

—Llévense a los niños al sótano, apresúrense —escucho decir a Abby detrás de nosotros y asiento, sintiendo como un par de lágrimas traicioneras caen por mis mejillas. Tyler asiente hacia Colin y este deja de ejercer la fuerza de antes, más no me suelta. Lo agradezco, porque de otra forma habría terminado en el suelo.

—Sé que me escuchas, belleza —dice Saint con su asquerosa voz petulante—. Por cada minuto que pase, peor será tu castigo al volver a casa.

—Él va a matarme. Si salgo de aquí, va a matarme. No puedes permitir que eso pase, Abby. No puedo abandonar a Jayden. —La voz quebrada de Taylor hace que más lágrimas caigan por mi rostro. Miles de escenarios horribles se me vienen a la mente y cada uno es peor que el anterior.

—Vamos al sillón —me dice Colin pero antes de esperar mi respuesta, ya estoy entre sus brazos y me deja caer con cuidado en el mismo sillón en el que Isabelle se encargó de mis heridas hace unas horas. Ahora las cortinas están cerradas, pero de todas formas no funciona, igual siento a Josh y como pierde la batalla.

Todos están en el sótano, en la cocina o en el antiguo despacho de Erick, al menos no hay nadie que pueda hacer un mal comentario.

—Si muere será mi culpa —murmuro y Colin se agacha frente a mí, tomando mis manos entre las suyas—. ¿Qué le diré a su madre y sus hermanas? Todo será mi culpa por traerlo aquí, por arrastrarlo a este mundo.

—Nada de esto es tu culpa, Peyton —me dice Colin, secando mis lágrimas—. Josh va a estar bien y todo esto se arreglará. Iré a ver a Scarlett, ¿prometes que te quedarás aquí o tengo que buscar cuerdas para atarte?

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Where stories live. Discover now