Capítulo 6: No es un él, es una ella

369 49 0
                                    

El profesor Forest es una de las personas más extravagantes y exigentes que he conocido en mi vida. No obstante, he conocido a muchos de los artistas que han pasado por sus manos y hoy en día son de los mejores del momento.

Cuando el profesor Forest nos dio la tarea de que durante el verano hiciéramos una obra que no tuviera nada que ver con nuestra especialidad, consideré que era la estupidez más grande del mundo. Por algo somos buenos en unas cosas, para no tener que hacer las cosas en las que eres malo.

Soy peor que malo en las esculturas, por lo que solo me queda intentar pintar algo. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en nada que no sean esos ojos azules que nublan mi juicio.

He intentado vaciar mi mente y dejar de pensar en ella, pero que la chica de la mirada misteriosa ya tenga nombre es un gran inconveniente para mi cometido. Aún más, cuando Taylor ha sido la mejor amiga de las gemelas durante los últimos dos años. ¿Cómo pude olvidar algo tan importante?

Mi información sobre Taylor es vaga, todo lo que sé de ella es por lo que Abby llegó a decirme cuando llegó a la manada. Fue el día de la inauguración del monumento a las víctimas de la guerra, llegó aquí aceptando la invitación de Abby de tener una mejor vida y huyendo de todo lo que pasaba en su antigua manada, la cual no hacía más que destruirse después de que su alfa muriera durante un ataque de vampiros y su esposa fuera encarcelada por conspirar con Cedric, el líder del Clan.

Estoy seguro de que las gemelas saben mucho más que eso, pero no me atrevo a preguntarles. Sé que para Kat no pasó desapercibido la forma en la que nos miramos Taylor y yo, ambos actuando como si no existiera nada más.

La primera vez que la encontré, huí. La segunda vez, no sería la excepción. No me gusta enfrentar las cosas, mucho menos sentirme presionado. Encontrar a tu mate está sobrevalorado, Abby y Scarlett están locas.

Inicio el cronómetro de mi teléfono y subo el volumen de la música para comenzar a correr. Poco después de conocer a Jasper, me invitó a correr por el campus de la universidad para soltar un poco de la tensión entre trabajos, profesores y exámenes. Pronto se convirtió en una rutina de cada día.

Desde que salí de Australia no he hecho mi rutina de cinco kilómetros diarios y la tensión en mis músculos me lo reprochan. Es difícil acostumbrarse a estar lejos, pero es igual de difícil acostumbrarse a estar cerca. Más aún cuando los últimos tres días se encuentra en base a aquellos ojos azules que me tienen la vida hecha cuadritos. No importa que haga, que diga o que piense. No puedo dejar de pensar en Taylor y sus ojos.

A este paso me volveré loco.

No es que no quiera estar con ella, no es que no sienta nada, hay una buena razón por la que la Diosa Luna nos emparejó. Pero no estoy listo para esto, no ahora. No puedo rechazarla, no sin una buena razón. Y realmente, en el fondo, no quiero hacerlo.

Aumento la velocidad pero no para quitarme a Taylor de la mente, sino para olvidar a Peyton. Pensaba que al encontrar a mi mate, ella pasaría a un segundo plano pero no es así.

Aún con mis audífonos puestos, las miradas que me lanzan las amigas de Kendall no pasan desapercibidas para mí. No me gusta ser desagradable, no lo soy apropósito, es solo que la mayoría de las que me comen con la mirada ni siquiera saben diferenciar entre derecha e izquierda. Su falta de materia gris es algo que me exaspera.

Mi autoestima no es que esté por los cielos, pero si admito que poseo buenos dotes. Unidos a la rutina de ejercicios que me hizo Jasper y el bronceado que me dejó la soleada Sydney, estoy en mejor forma de la que he estado nunca. Ignoro todas las miradas, pero la única que me es imposible es con Kendall. Está acostumbrada a salirse con la suya siempre y yo tengo buena parte de la culpa, mientras crecía siempre la cubría pero esta vez rebasó el límite y ni siquiera ha tenido la decencia de disculparse.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora