Capítulo VI

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Estoy en el borde y grito mi nombre como un tonto con todas mis fuerzas.A veces, cuando cierro los ojos, finjo estar bien, pero nunca es suficiente. Porque mi eco,  es la única voz que me contesta, mi sombra, es la única amiga que tengo.

Luego de un día más, ya estaba en mi habitación, dejé mi mochila a un lado y me dispuse a cambiarme de ropa.

Me acomodé en mi cama ya con mi pijama puesta, solo quería dormir, así el hambre pasaría, solo unas horas.

Estaba ya por conciliar el sueño cuando escucho un grito proveniente de la planta baja.

-HARRY, A COMER.

Pensé que mi madre no estaba en casa, no la vi al entrar.

-Ya comí en la escuela.

Mentira, muero de hambre.

-Enserio no quieres nada-. Preguntó desde la puerta de mi habitación.

-No

Si

-Entonces que descanses.

-¡No! espera, podrías traerme un vaso con agua.

-Claro en un momento lo traigo.

Cerró la puerta y se marcho, tenía que tomar mucha agua. Mañana comería un poco para que en cualquier momento no me desmaye y cree sospechas. Ya estaban empezando los dolores en las articulaciones por la falta de alimento.

Oí a alguien tocar y se inmediatamente que es mi mamá.

-Aquí está-. Dijo entregándome el vaso y dándome una mirada preocupada.

 La mire brindándole una pequeña sonrisa de agradecimiento hasta que decidió salir de la habitación.

Me levanto de la cama y me dirijo al escritorio que esta en la esquina del cuarto.

Tacho un día antes en el calendario, espero cosas que no pasan y nunca tengo suficiente de nada. Soy un chico del siglo XXI que no se conforma con lo que esta sociedad tiene que ofrecer ¿Qué esperaban? Estoy triste, solo y amargado. No soy el único. Somos como los intelectuales de las épocas pasadas, pero de qué sirve que los estudiemos como grandes artistas y digamos "pobrecitos los incomprendidos" no escuchamos a la gente, rechazamos lo que se sale de lo común, nos conformamos con lo exterior. Me gustaría ser solo una persona, sin tener que dar explicaciones y sin que me etiqueten por cada movimiento que hago. Puede que tenga asco a esta sociedad y el que tiene un problema soy yo.

Vuelvo a la cama, me coloco mis audífonos en los oídos a todo volumen.

A veces, por muy alto que pongas la música, sólo puedes oírte a ti mismo.

Hunger- Larry Stylinson.  (Editando)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz