Capítulo 60

25.5K 1.6K 222
                                    

Kian

Quedamos solos con Hayes, cuando estaciona en la entrada de la casa. Estamos en silencio por unos segundos. Estoy por bajar del auto.

- Yo entiendo como te sientes. - me dice, haciendo que lo mire. - Lo es querer a alguien, pero tener que alejarle porque no encajan en nuestro mundo. Tener que quererle en el recuerdo y en la distancia. - hace una pausa. - De igual forma... me da cierta tranquilidad, saber que le estoy salvando. No somos buenos Kian. 

- ¿Por qué nunca me lo contaste? 

- Me gusta guardarme toda esa mierda sentimental para mi mismo. 

- Y yo que pensaba que eras una piedra. 

- Yo pensaba lo mismo de ti amigo. - dice. - Y henos aquí. 

- Gracias por salvarla anoche. 

- Lo hice por ti, que por algún extraño motivo pareces tener sentimientos encontrados por esa chica. - dice. Palmea mi hombro. - Lo superaras. 

- Gracias. - digo y me bajo del auto. 

Cuando entro a la casa, después del funeral, veo que Galadriel está sentada en uno de los primeros escalones de la escalera. Me dedica una mirada y pudo ver la tristeza en sus ojos. Suspiro y me acerco, sentándome a su lado. Ella apoya su cabeza en mi hombro, mientras unas leves lagrimas le caen por las mejillas. Tomo sus manos y las envuelvo con las mías. 

Y nos quedamos así por un rato. No se cuanto fue, solo se que no fue el suficiente. Nunca será el suficiente. 

- Gal, no... - ni siquiera puedo empezar a decir las palabras, pero tengo que hacerlo. - No podemos seguir haciendo esto. 

Ella levanta su cabeza de mi hombro y me mira, mientras nuestras manos siguen juntas. 

- ¿Tienes que irte? - me pregunta con su suave voz. 

- No. No me refiero a esto, esto. Sino más bien a esto en general. 

- No te entiendo Kian. 

- Que lo que tenemos entre nosotros no puede seguir pasando. - digo. - Te juro que lo intente, hice el esfuerzo, pero... no funciona. 

Brotan más lagrimas de sus ojos. 

- No digas eso. - dice con voz quebrada. - Nosotros funcionamos Kian. Somos dos piezas que van juntas. 

- ¿A que costo? 

- ¿Me culpas por lo de Alessio? - dice llorosa. 

- Claro que no, no pienses eso. - digo. - Pero me sirvió como un llamado. 

- ¿Un llamado de que?

- ¡De lo que puedo perder! - digo. 

No puedo perderte a ti. 

- No voy perder todo lo que tengo, he sacrificado tanto por esto. - digo. - Tú misma lo dijiste anoche, no pudiste disparar. Y acá, quien no dispara muere. Date cuenta, tampoco perteneces aquí. No puedo estar protegiéndote siempre. 

- Pero, yo... - dice llorosa. 

- Lo intentaste. Pero no eres una de nosotros. - digo. - No puedo estar en un ataque pensando en ti, en si estás bien, en si lograras disparar. Lo de anoche fue mi culpa. Yo accedí a que fueras, me deje llevar. Y no tenía mi cabeza en lo que estaba haciendo, solo pensaba en ti. Rompí mi posición para ir por ti cuando te oí gritar, Alessio también rompió la suya para cubrir mi espalda y del imprevisto le dispararon. Fue el único que murió, ¿Y por que? Porque yo hice mal las cosas. 

No Puedes Comprar Mi Amor (Mafia Marshall I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora