Naruto, un joven mitad humano y mitad demonio, hijo del matrimonio entre una humana y un demonio, cuya infancia al inicio fue llena de felicidad, y esperando la llegada de una hermana menor, pero por circunstancias de la vida ya no se sabe qué pasó...
Naruto y su acompañante estaban frente a frente a quienes estorbaban su camino, y a decir verdad, no estaban para nada contentos.
Un padre y un hermano resentidos y dolidos por la muerte del menor de su linaje, algo que en cualquier otra situación para Naruto serÃa motivo de simpatÃa, aquà no era el caso.
-Miren chicos, no tengo tiempo para lidiar con ustedes, asà que si no les molesta, ¿podrÃan apartarse? Tengo unas puertas infernales que destruir- decÃa el rubio mientras solo recibÃa un rugido de furia mientras veÃa como Fugaku y su hijo perdÃan cada vez más y más rasgos humanos para pasar a algo más infernal- ¿no?-.
De repente, los cuerpos de tanto padre e hijo se envolvieron en una energÃa negra mientras sus formas fÃsicas cambiaban drásticamente, pasando de cuerpos flacuchos a unos cuerpos más corpulentos y que parecÃan de gorilas en cuestión de segundos.
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El ahora endemoniado Itachi dio un enorme salto que hizo trizas no solo el suelo en el que estaba, sino todo el bloque que tenÃa a su alrededor, mientras que a la velocidad del relámpago llegaba hacia el Uzumaki, ignorando por completo la existencia de su acompañante peli azul.
-Ok, la patada en la cara será- dijo desinteresadamente el rubio mientras con su enorme flexibilidad estiraba su pierna, dándole una patada en toda la cara al demonio rojo lo cual lo mandó volando de vuelta hacia su padre.
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