Archivos Perversos II (+18) - MR - COMPLETA

V O L V E R

Archivos Perversos II (+18)

Chelsea

Abrí mis ojos lentamente, un dolor púnzate se apoderó de todo mi cuerpo, de toda mi espalda en específico. De repente recordé todo, me levanté rápidamente y miré a mí alrededor. No estaba en la maldita iglesia, pero ¿dónde estaba?

—¿Dónde estoy? —susurré, aún no podía incorporarme en aquella cama—

—Gracias a Dios —alguien susurró a mi lado— Estas viva-

—Luca —la alegría no entraba en mi cuerpo— Si viniste —susurré— 

—No hables —sentí su mano junto con la mía— No hables Chels, pero sí, estoy aquí, lo logramos. 

Luca tosió un poco, giré mi cabeza para verlo y reí levemente.

—Estas horrible —admití—

—Siempre tan amable— rodeó sus ojos.

—Gracias por venir por mí —susurré—

—Gracias a ti —me dijo— Debo llamar a la enfermera —lo detuve tirando de su mano—

—No, espera, ¿Qué fue lo que pasó? —pregunté, no recordaba nada más que humo, fuego y dolor—

—Tranquila Chels, habrá tiempo para eso, deben dar aviso a tu familia, la enfermera debe revisar tus heridas. 

—La espalda, ¿me azotaron, verdad?

—Así es, la maldita de Emilia me traicionó —su mirada se posó al techo— De todas formas era obvio. 

—Era una puta arpía, conocerás a alguien mejor —tosí—

—Que segura estas de ambas cosas. 

Luca se movió un poco, pude ver su pierna vendada, ¿Qué le habrían hecho? Toco un botón y una alarma comenzó a sonar.

—¿Qué hiciste? ¿Qué es eso? —me alarmé—

—Es para la enfermera, tranquila Chels, respira niña. 

Una señora rubia entró y sonrió ampliamente.

—Al fin despertó la niña —dijo tan contenta que me contagió su felicidad— ¿Cómo te sientes? ¿Mucho dolor?

—Le sonreí— Bien, supongo, tengo algo de dolor. 

—Bien, los antibióticos y demás medicamentos comienza a hacer efecto en ti, ya tres días, nos estábamos preocupando.

—Yo no, roncabas como cerdo. 

—Luca, no la moleste —le dijo la señora, no podía moverme, solo lo miré mal— Bien que estuvo llorando cuando no se despertaba.

—Comencé a reír a carcajadas y a su vez a toser fuerte— Eso es parte de mi intimidad Olga —agregó Luca haciéndose el ofendido.

—Como sea —le restó importancia a Luca— Dime niña, ¿eres Chelsea? —asentí—¿Brown? —volví a asentir— ¿Y eres de aquí?

—No exactamente vivo a unos minutos de aquí.

—¿Tienes familia?

—Si si, ¿puedo hablar con ellos?

—Claro que si mi niña —acarició mi rostro— Traeré mi teléfono enseguida —sonrió y salió corriendo—

—Antes de salir de aquí, un policía vendrá a interrogarte, tu solo dile como fueron las cosas. 

—¿Qué? —me espanté— ¿Qué le dijiste tú?