Archivos Perversos II (+18) - MR - COMPLETA

E M I L I A

Archivos Perversos II (+18)

Luca

Agarré las botellas que había guardado en el granjero, una por una las iba esparciendo por todo el reformatorio, el pasto, las entradas, las salidas, los caminos que llevaban a la iglesia y a los cuartos, si iba a terminar con esto iba a hacerlo bien. No me llevó demasiado tiempo vaciar las 50 botellas, el fuego se llevaría todo con su paso, en buena hora.

Ya me encontraba fuera del reformatorio, mire mi reloj eran las 23:12, Chelsea ya debería estar por el granero, todos deberían estar durmiendo, me había cargado de que las cámaras estuvieran apagadas y lo único que dejé funcionando son las alarmas contra incendio, no sería tan cruel, terminé de vaciar la ultima botella de combustible, me alejé unos metros, mire todo mi alrededor, "arderás en el infierno" me había dicho mi padre, y tiré mi encendedor, el fuego comenzó a arder.

Comencé a correr en dirección al granero, no estaba tan lejos pero la oscuridad ya no ayudaba. Al fin se terminaría todo esta mierda.

—Chelsea —susurré— Chels puedes salir soy Luca —volví a susurrar—

Ni los grillos contestaron, a lo lejos podía ver como el fuego comenzaba a esparcirse rápidamente.

—CHELSEA—grité. ¿Donde se metió?— 

—Así que estás esperándola a ella —una voz habló detrás de mí— Era cierto, estas del lado de la zorra. 

—¿Emilia? —pregunté— ¿Qué haces aquí?

Mierda, mierda y más mierda.

—¿Estás esperando a Chelsea? La zorra te corrompió, ¿verdad? —habló con tal desprecio que temí por mi vida, por la de ambos—

—No sé de que hablas —mentí—

—¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no sé lo que estás haciendo? Como puedes traicionarnos, cómo pudiste hacerlo. 

—Chelsea —volví a gritar—

—No la busques más —gritó Emilia— Deja que esa zorra sea consumida por lo que tú mismo provocaste. Deja que muera, por lo menos le irá mejor que afuera corrompiendo a todos y todo —escupió— 

—Chelsea —insistí, carajo me metí en otra mierda por salir de otra—

—Tu querida zorra está atada de pies a cabeza en su habitación —¿Se estaba riendo?—

—¿Qué? —me acerqué a ella con rapidez— ¿Qué hiciste? —la agarré de los hombros, la sacudí, ella sonrió—

—Que lastima, tu zorra arderá aquí y en el infierno y todo por querer hacerte el héroe mi amor —habló disfrutando cada uno de sus palabras— 

—¿Qué hiciste Emilia? —volví a gritarle—

La alejé de mi con desesperación y comencé a correr, mierda, el fuego consumía todo, de repente sentí un ardor, un fuerte dolor punzante en mi pierna derecha, me habían tirado con algo, caí de rodillas al suelo.

—Carajo —insulté al aire— 

Me habían enterrado una flecha, dolía más de lo que me gustaría pensar o admitir, volví a ponerme de pie. Traidora. Maldita traidora. 

-¿A dónde crees que vas hijo?- escuché la voz de Samuel, lo pude ver entre las sombras, venía hacia mí.

Insulté al aire nuevamente, Emilia me había traicionado, maldita infeliz, mi pierna dolía como el infierno, pero debía seguir corriendo, como me costaba, pero se lo había prometido, no iba a fallarle, ya le fallé a mi hermana, no podía fallarle también a Chelsea, arranqué la flecha de mi y comencé a correr nuevamente, estaba llegando al jardín cuando el fuego comenzó a consumir todas las plantas y la madera de las galerías, apuré mi paso todo lo que mi cuerpo podía soportar, el fuego me iluminaba el camino.