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Poché se froto la frente por enésima vez. ¿Cómo podría lograr que su cliente, la Sra. Schultz, aceptara…? Oh no, no ahora. Aquí no.

El familiar sonido agudo que siguió a la aparición de Vale resonó en la oficina.

Vale se materializo, encaramada en el escritorio de Kara. Levanto la mano y movió los dedos para saludar. -Hola amiga.

Con los dientes apretados, Poché pregunto: -¿Qué haces aquí? Te dije que no puedes venir…

Un golpe sonó segundos antes de que la puerta se abriera.

Vale se transformó rápidamente en una pila de archivos en el escritorio de Poché.

Sofia asomo la cabeza por la oficina. -¿Dijiste algo, jefa?

-Uh, no. Solo hablo conmigo. Este nuevo caso me está volviendo loca -señalo el archivo superior.

-Ah. Ignorare los murmullos, entonces -Sofia asintió, pero se detuvo cuando su mirada cayó sobre la pila.

Poché miro en la misma dirección y se congelo. Encima de la pila de Vale había un catalogo de juguetes sexuales para mujeres. ¡La mataría! Si ella no fuera inmortal.

Sonrojándose, Sofia se aclaro la garganta. -Estaré en mi escritorio. Avísame si lo necesitas -tosió -Si necesitas algo -cerró la puerta detrás de ella.

Poché enterró su rostro en sus manos y gimió.

Con un pop, la pila de archivos con el catalogo de juguetes sexuales en la parte superior se transformo nuevamente en la forma humana de Vale.

Poché bajo las manos y sacudió la cabeza hacia ella. -Es difícil de creer que tienes casi quinientos años. Te comportas como una adolescente.

-Según los estándares de djinn, soy adolescente. Hablando de los djinn… ¿Has pensado en mi oferte para ayudarte a regresar a la Gran Energía?

-Por supuesto que sí, pero… -¿Cómo podría explicar la confusión en la que se encontraba? Si Vale hubiera hecho esta misma pregunta hace seis meses, la respuesta hubiera sido en un instante.

Pero todo había cambiado desde que conoció a Calle. Ahora, ya no era tan fácil. ¿Era realmente solo Calle? Mentalmente sacudió la cabeza. Admítelo, te gusta ser humana.

-¿Pero?

- ¿Huh? Oh sí. Es una decisión importante. Necesito mas tiempo para pensarlo, Vale.

-¿En que hay que pensar? -pregunto Vale. -Extrañas tu antigua vida; admítelo. Vi como mirabas tu botella en mi última visita.

-Mi botella esta destruida -aunque había sucedido hace unos días, todavía le ardían los ojos cuando recordó que su antigua casa se había ido para siempre.

-¿Destruida? No me digas que…

-Calle la arrojo a la basura.

Vale contuvo el aliento. -Tienes que estar bromeando.

Poché sacudió la cabeza. -Ojalá fuera una broma. Vio la botella y tu pequeño paraguas de coctel y pensó que estaba bebiendo de nuevo.

-Lo siento mucho -dijo Vale y cubrió una de las manos de Poché con la suya, causando un remolina de colores y una onda en las corrientes etéreas que fluían a través de ellas. Después de unos segundos, el ceño de Vale y ella se enderezo. -No importa. Al menos no creo que lo haga. Te conseguiremos un nuevo depósito. Hace décadas que te digo que necesitas algo más moderno -saco un teléfono inteligente reluciente de su bolsillo. -Esta en mi casa más nueva. De esa manera, mis maestros pueden hablar conmigo mientras estoy descansando sin que nadie sospeche nada.

𝑺𝒖 𝑻𝒐𝒒𝒖𝒆 [𝑪𝒂𝒄𝒉𝒆́]  Where stories live. Discover now