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Calle estaba despierta y en su oficina antes del amanecer a la mañana siguiente. Ella miro el cursor parpadeante en la página en blanco. Cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta.

Cuando se dio cuenta de que estaba contando los flashes del cursor en lugar de pensar en la escena que quería escribir, aparto la bandeja del teclado y se levantó. Las palabras simplemente no saldrían hoy, sobre todo porque ella seguía pensando en Poché.

Después de su encuentro con Manu y sus padres la noche anterior, Calle no se habría sorprendido si Poché ya no quisiera tener nada que ver con ella. Quizás sea mejor así. Pero no podía obligarse a creerlo.

Su celular sonó.

Lo tomo de su escritorio y miro la pantalla. Los latidos de su corazón se aceleraron. Era un mensaje de texto de Poché.


¿Estas despierta?
¿Quieres que vaya antes
del trabajado a buscar tu auto?


Calle dudo. Su primer pensamiento fue un sí entusiasta; estaba contenta de que Poché no la estuviera evitando. Pero Poché haría preguntas y exigiría explicaciones que Calle no podía dar. Finalmente, ella escribió una respuesta rápida.

No necesitas hacer eso.
Puedo tomar un taxi

La respuesta de Poché llego en unos segundos:


No me estas evitando,
¿verdad?


Calle suspiro. Si intentaba mantenerse alejada, Poché pensaría que había recaído y se habría acercado de todos modos, con la intención de rescatarla de caer aún más profundamente en una botella. Una intervención fue suficiente para esta semana, muchas gracias.


No lo soñaría,
Ven cuando quieras.

El intercomunicador sonó dos minutos después.

-¿Dónde estabas cuando me enviaste esos mensajes de texto? -pregunto Calle cuando dejo entrar a Poché. -¿Aparcada frente a mi edificio?

-Si. No podía dormir, así que pensé que podría ver si tú también estabas levantada -Poché deslizo su mirada de arriba abajo por el cuerpo de Calle.

¿Fue porque quería asegurarse de que Calle estuviera bien después de anoche o porque llevaba sudaderas y camiseta sin mangas?

Quizás fueron las dos cosas. La mirada de Poché se demoró en los brazos desnudos de Calle.

Una sensación de hormigueo llego hasta la boca del estómago de Calle, a pesar de que no se tocaban. Al pensar en tocarla, ella instantáneamente quiso acercarse y establecer algún tipo de contacto entre ellas. Ni siquiera lo pienses. Ella jugueteo con las cuerdas de sus pantalones de chándal para mantener sus manos ocupadas. Vamos. Ayer resististe tu hambre de sangre. También puedes resistir tu hambre de Poché.

-Uh, déjame cambiarme el uniforme de trabajo.

Se apresuro a su habitación y cerró la puerta. Mientras se cambiaba a jeans a una sudadera, se le ocurrió que los humanos normalmente ofrecerían a sus invitados algo de beber mientras esperaban, pero su refrigerador contenía solo agua y Synth-O. Si seguía saliendo con Poché, necesitaría comprar un par de refrescos.

𝑺𝒖 𝑻𝒐𝒒𝒖𝒆 [𝑪𝒂𝒄𝒉𝒆́]  Where stories live. Discover now