4

1.4K 95 11
                                    

Jadeando, Poché redujo la resistencia en su entrenador elíptico. Incluso después de cuatro años, no se había acostumbrado a la cantidad de mantenimiento que requería su cuerpo humano.

Ella dejo que sus pensamientos vagaran mientras hacía ejercicio. Me pregunto cómo le va a Calle. Tan segura e independiente como Calle podría parecer, también parecía tener un lado frágil que hizo que los instintos protectores de Poché se encendieran.

Un sonido agudo que salió de la nada hizo que Poché se estremeciera. Con sus habilidades sobrantes, sintió una onda en las corrientes etéreas. Una brillante banda de color paso junto a su televisor, y luego una figura se materializo en el medio de su sala de estar.

Poché se quitó la toalla de los hombros y se secó el sudor de la cara -Uno de estos días, me vas a dar un ataque al corazón -murmuro en voz baja.

Valentina se tumbó en el sofá de Poche, apoyo la cabeza en una mano y sonrió -No, tu forma humana no es tan frágil. En cuarenta o cincuenta años, sin embargo… -ella se encogió de hombros -¿Quién sabe?

Poché bajo de su máquina de ejercicios -Con la energía residual, mi vida útil probablemente será mucho más larga que la de los humanos normales. Así que no creo que envejezca tan rápido.

Valentina levanto los pies sobre el sofá -Probablemente, pero no podemos estar seguras, ya que eres la única de nosotros lo suficientemente estúpida como para querer ser humano -ella sacudió la cabeza -¿Qué son doscientos o trescientos años en comparación con mirar el universo para la eternidad? Todavía no entiendo porque renunciaste a eso.

Poché lo había escuchado todo antes, y no estaba de humor para ser regañada por su decisión, pero ya había terminado, así que ahora tenía que aprovecharla al máximo.

Desafortunadamente, Vale no había terminado con ella -Los cuerpos humanos son tan limitantes. Nunca entenderé como puedes soportar tener tus sentidos embotados -se tocó los ojos y los oídos, y luego sacudió la cabeza.

Poché se acercó al sofá y se sentó junto a los pies con tacones altos de Vale.
-¿Hay alguna razón para tu visita, o simplemente estas aquí para hacerme pasar un mal rato?
     
-Dios mío, ¿estamos un poco malhumoradas hoy? -Vale inspecciono sus uñas -¿No puedo visitar a mi querida amiga –fijo su mirada en Poché -…Y ofrecerle un deseo?

Poché sacudió la cabeza -Sabes que está en contra de las reglas conceder deseos a tus compañeros…

-Ya no eres uno de nosotros.

Por supuesto, Poché lo sabía, pero las palabras de Valentina dolieron de todos modos.

Como si leyera sus pensamientos, Vale dijo: -Pero siempre serás mi amiga. Entonces ¿tienes algún deseo? -ella hizo girar su dedo como si Poché ya hubiera respondido en positivo.

Poché gruño -Como te decía. ¿Recuerdas lo que paso cuando te pedí que arreglaras el corte en mi sofá?

-¿Cuáles es el problema? Lo arregle, ¿no?

Poché puso los ojos en blanco -Encontrar lagunas en un deseo es una cosa, torcerlo como lo hiciste es algo completamente diferente -señalo el sofá debajo de ellas -Este no es mi sofá. Darme un sofá nuevo no es exactamente lo mismo que arreglar un corte, ¿verdad?

Vale acaricio el sofá -¿Qué pasa con esta belleza?

-Es de color rosa. Odio el Rosa. Deberías saberlo después de todos estos siglos.

Vale suspiro -Pero tu viejo sofá negro era aburrido. Si tienes que vivir tu vida como humana, al menos dale estilo.

En lugar de responder, Poché solo la fulmino con la mirada.

𝑺𝒖 𝑻𝒐𝒒𝒖𝒆 [𝑪𝒂𝒄𝒉𝒆́]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora