Capítulo 28: Dejando aquel lugar en el que tuve tantos recuerdos

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Soledad. Si pudiera describir mi vida en tan solo un palabra en estos momentos sería esa: soledad.

Recuerdo vagamente lo que sucedió ayer, mi conversación con Kill es apenas una mancha en mi cabeza. No recuerdo exactamente cuales fueron las palabras que utilicé, pero una frase se quedó impregnada en mente: Adiós, mejor amigo.

Me puedo hacer una idea de porque lo dije pero es todo tan borroso.  Cuando intento recordar algo me da un fuerte dolor de cabeza y no me atrevo a llamar a Kill.

Bleed, oye -apelé a la otra persona que estaba allí y que seguro es la responsable de todo-. Se que me escuchas y de seguro te estas riendo de lo patética que soy al recurrir a ti pero por favor, respóndeme.

Esperé y no obtuve ninguna respuesta por su parte. Me encontraba en mi habitación tumbada en la cama sin ganas de levantarme. La supuesta discusión con Kill no era lo único que me tenía derrotada, un treinta por ciento tenía que ver con Adrien.

Adrien… ¿quién era esa chica? ¿sería la del tatuaje?

Encendí mi teléfono para ver si había entrado algún mensaje en estos cinco minutos sin revisar. No eran los que esperaba pero si que tenía. Eran de Mía. Me dije a mi misma que la vería esta semana pero con todo lo que pasó me veo incapaz de levantarme de esta cama. Si por lo menos alguien pudiera traerme un mísero chocolate caliente.

-Mamá, tráeme un cho… -reí, no era que el momento me hiciera gracia, más bien me estaba riendo de mi misma-.

Debía acostumbrarme a la idea de que ella ya no estaba aquí conmigo.

Tenía hambre, mucha hambre, de esa hambre que te dan hasta ganas de comerte el jabón del baño pensando que es queso solo porque es amarillo.

Me levanté, preparar la cena no es que me agradase mucho pero necesitaba entretenerme con algo y era eso o pedir comida rápida y no estoy de ánimos para pizza.

Me las apañé con la estufa y logré hacerme un filete. No pregunten como, yo tampoco se como lo hice -no había tocado la cocina en mi puta vida- Pasaron unos unos minutos de silencio hasta que sonó el timbre. Di un pequeño brinco en mi asiento.

Tan solo es un timbre, calma.

¿Ya les había contado que soy muy floja? Pues esto se que sobrepasa mis límites pero no tenía ganas de sonreírle falsamente a quien sea que estuviera allí parado así que seguí comiendo tranquilamente , con el rato se cansaría.

A punto de meterme el tenedor en la boca volvió a escucharse ese sonidito que siempre me pareció ridículo y desagradable. De mala gana me dirigí hacia la puerta y la abrí, no oculté mi cara de sorpresa, no estaba preparada para esto. Era Adrien. Con la misma ropa que aquella vez que lo descubrí en la cocina charlando con mi madre. Cabello despeinado, respiración agitada, todo sudado…en fin, una croqueta en medio del desierto.

Como la hija de puta que soy me apresuré para cerrarle la puerta a en la cara pero éste fue más rápido que yo y entró.

-Es el mejor recibimiento que me han dado -dijo sarcásticamente mientras yo le dedicaba mi mejor mirada asesina-.

¿En qué momento pasé a ser yo la que se decepciona de él? Las vueltas que da la vida.

Se que tal vez estoy exagerando pero si les llegara a ocurrir que estás a punto de entregarte al chico que te gusta y de repente una chica muy atractiva abre la puerta, le saca una foto con los pantalones a medio bajar y luego se abrazan como si yo no estuviera allí ¿ustedes como se comportarían? Yo al no saber como reaccionar simplemente lo desprecio y le doy mi mejor cara de culo.

Split Personality: La De Los Ojos Carmesí(pausada y en edición)Where stories live. Discover now